En El Parque Aflorado
16 de octubre de 2008
por diesel
Desde el fondo de la incierta avenida la condición de la vida se hace extensa y por los caminos que dependen de nuestra fantasía se circula bajo los estremecedores silencios de esta tarde. me acompaña Toby que, de blanco plenilunio que es, destella las horas de la compañía fiel. Más allá la nostalgia muda se envuelve en un azul distante que sirve de recuerdo...
El suave sol refleja todo su dorado empeño en el espejo del agua de la fuente y el reloj de la casona, el que está situado frente al casino (casona y casino bailando un vals de rivalidades) está haciendo sonar las cinco menos cuarto... ¿qué estará sucediendo en estos momentos en la otra orilla de la calle?. Quizás alguien esté suspirando por un consuelo amable o quizás alguien esté soñando una fiesta de colores... también posiblemente se encuentren unos niños jugando alrededor de las palomas y un par de ancianos fumen sentados a la sombra de un abeto.
Detengo mi paseo para mirar la cristalera de vidrio donde el comercio de lencería tiene maniquíes a medio vestir. Parecen humanos estos muñecos sin sexo que me miran fijamente como incitándome a entrar... y sigo... y continuó leyendo en los juegos y carreras de Toby esa despreocupación que le hace ser feliz. Mas allá de los límites cercanos la vida bulle y escucho el ruido de un desfilar de seres que miden sus ansias abrazados al color de la tarde.
En el parque aflorado la existencia se convierte en lema para sobrevivir extasiándose con los minutos del no hacer nada, del no pensar en nada, del no afanarse por nada.
18-161261 lecturas, 0 comentarios
Es un c?ntico sereno y dulce el que ?ltimamente entonas, mi querido Diesel.
Bienvenido de vuelta. Te esperamos.
Un abrazo.
Ya me he quitado el sombrero.
Es para que tus palabras adornen mejor mmi cabeza.
Despues me lo pondr? y las esconder? solo para mi.