Tras un sueño te encontré. Estabas sentada en un banco del Parque de las Ilusiones. Soñando. Con las manos metidas en los bolsillos del pantalón me acerqué con mi sonrisa expresiva. Abriste tus enormes ojos de color café y cuatro lívidas palabras salieron de mi boca.
- Hola cómo te llamas.
Tú me miraste lentamente, muy lentamente, y de tu corazón bueno salió toda tu belleza total. Entonces fue cuando te besé.
Y toda la luna entera, inmensa, ondulada, se vistió de un rumor inmenso que llegó hasta todos nuestros sentidos.
- ¿Sí?.
- !Sí!.
Lo demás quedó en silencio.
pero uno que hablaba, uno que conversaba con el viento ante tal maravilla de suceso...
es que cómo me has dejado con estos ultimos textos... llenísima de alegría, de sentimiento, de esperanza, de ternura y sinceridad
eso se te agradece
un abrazo sincero, Diesel