El ejemplo de coherencia de papel, ha convertido al presidente español, es una diana certera y muy próxima al juego de la guerra. No es la derrota en sí, sino la pérdida de poder, la humillación rancia de quienes hacen del pueblo su humanidad menos productiva. Nada es real para la derecha derrotada. Se siente la venganza en los mentideros y los abrazos acordados. España se sostuvo entre pan y centros comerciales que vertían alimentos caducados. Eso no importaba a los grandes herejes de un dios del que sacaban provecho: el dinero. Ahí, la gran afrenta de que un pueblo alce la voz, ha desbaratado los juegos sucios de portadoras del virus del mangoneo y esperpentos con traje de regalo. La cumbre del bochorno rodea a quines pretendían que nada sucediera. Ha sucedido. ¿ Miedo ?
Es el anuncio de otras formas de vender colaboración, porque las ideologías no se entrelazan, sin una moneda de cambio. Creo que avanzamos en un vértigo de nuevos moradores del escenario político. Se ha visto que la realidad no existe y es cambiable, como cambiable es toda intención del pueblo oprimido necesitando recobrar sus derechos.

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