Látigo, ya no destrozas mi piel.
Látigo, ésta no es mi primera vez. ¿Recuerdas?
Látigo, ven acá y flagélame. Azótame a ritmo de latidos.
Dame amor. En cada sesión me imprimes tu amor.
Látigo... por favor, demuéstrame nuevamente tu amor.
Gracias nuevamente por tu comentario, amiga. Lo que podría decirte, y eso ya lo pudiste apreciar, es que no se trata de un amor muy saludable, je je. Un abrazo mi estimada SUSI.
Latigo y amor... látigo y amor... déjame elucubrar mmmmm... a mi me sugiere que el amor nos parece más amor si nos hace daño. Es una pena no concebir algo más agradable de él, pero como nos han educado para la posesión (de ida y vuelta), pues...
Y en el caso de que se trate de una sesión sado-maso, también el amor tiene que ver en el asunto (el que no nos dieron, el que resultó escaso, el que nos hizo daño...)
Bueno, paro ya, que se me va la olla. Buen poema, como todos los que le dejan a uno comunicando...
Saludos.