He de confesarte que no soy de lo más sincero, que hasta cuando sueño me miento y me invento la libertad. No soy el que mi imagen muestra y mis acciones no siempre concuerdan con lo que de corazón siento o pienso mostrar. Yo también rompo promesas y sin decirlo te das cuenta aunque no lo quiero demostrar.
He de confesarte que no soy valiente, que conozco el miedo al temerte y también el miedo a amar. He sido dañado cuando pensé ser amado y el dolor en mi alma me hizo odiar. Y por no odiar demasiado aprendí a no ser desdichado al momento de perdonar, pero el impacto en mí fue fuerte y la iniciativa me niego a dar.
Hoy te digo que no soy el de los gustos de siempre, que en mi historia hay cambios y accidentes que transformaron mi verdad. Te confieso que lo que me importa es la mente y no la naturaleza de la gente, sólo el afecto de su alma y lo que nos podamos entregar.
Y si por mis sueños te interesas te digo que las pesadillas se presentan en forma de felicidad. Que sueño con besarte y fuertemente abrazarte, pero muy diferente es esta desdicha de verdad. Que te he guardado un sueño que en principio fue bello y que se hizo realidad.
He de confesarte que me gustas, que no dejo de pensarte y que duele tu mirar. Confieso que me mata escuchar crueles palabras que deseo en tu callar. Que me pudro en celos al saber que a mi ya no me vez como vez a alguien más. Te revelo, demonio del averno, que me pierdo en tu andar.
Hoy te confieso que soy falso, un cobarde, un fracaso que no sabe qué buscar. Te confieso que mi corazón atolondrado ya no quiere continuar. Te confieso que vivía en el pasado pero por ti logré cambiar y que cada noche que imagino a tu lado, mi latir vuelve a funcionar. Hoy te confieso, lejos de tu aliento, que día y noche me atormentan los recuerdos de nuestro mal.
