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Cómo la Ciudad Nos Devora

Cómo la ciudad nos devora
con sus carnes negras de asfalto
y aprisiona nuestros quebradizos cuerpos
en cubos de cemento
mientras nos da de comer
putrefacta saliva de mármol
y bellotas, rojas y negras, de envidia
secreta en el tiempo
Cómo nos creamos cementerios interiores
y dioses ocultos
para mayor vanidad de
lo impropio, de lo ajeno
Cómo nos gusta regodearnos
con el saber superfluo de nuestro conocimiento
bañarnos en vanidades y
bazofias frías y excrementos intelectuales
o quizás presuntamente
divinos, o no
Mientras haya fuego y no
sintamos la angustia
de ser quienes somos
por dentro, y la sustancia verdosa
húmeda, que despide el intelecto
no nos corroa nuestro yo, ni
un orgasmo de locura brillante
pero locura de ser, serlo ahora
esto, que no somos,
pero lo sentimos así
como “sólo somos esto”
nada es peor, pues hay que
derribar todo lo puesto y desterrar
la mente de la basura del cuerpo
la mente, el alma
bazofia fría, sólo, sólo, sólo
yo, el ser, el de siempre
tiene nuestra cara, nuestro
nombre y apellido
y nada más que el se siente
vejado por la impotencia manifiesta
de sus vehículos, de su ropaje,
vago y sucio, pero bueno.
Espera y elabora la sopa fría
de confirmación de yo, en mi y en
tu, mi, tu, yo y yo un
cuerpo, una mente.
Para desarrollarme
vivo aquí
Elcaminante3701 de enero de 2011

4 Comentarios

  • Retales

    Nos creemos dioses de un "sin reino" y solo somos simples mortales aferrados a una ilusión.
    Saludos y feliz año.

    01/01/11 04:01

  • Norah

    y la sustancia verdosa
    húmeda, que despide el intelecto
    no nos corroa nuestro yo, ni
    un orgasmo de locura brillante...como festejo este giro en tus letras.Beso.

    01/01/11 05:01

  • Elcaminante37

    +Gracias Retales

    02/01/11 11:01

  • Elcaminante37

    Gracias Norah

    02/01/11 11:01

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