Aquel naranjo
que lucÃa arrogante
el tono deslumbrante
del más nÃtido oro.
Se espose hoy con tristeza,
vestido
de olvido,
opaco de belleza.
Asà pasan los dÃas
y junto a ellos,
aquellos recuerdos bellos,
aquellas tantas alegrÃas,
aquéllas, nuestras fantasÃas.