Aún lleva los estigmas del dolor,
impregnados en su grácil corazón,
pero aún vive en ella la ilusión,
y el desmán de esperanzas en el amor.
Y vive los días
en noches extensas,
y vive a expensas
de las fantasías.
Y va por los cielos
vestida de ceda,
en su constante vuelo,
en busca de la alegría.
Su rostro brilla,
cual lucero profundo
Dios, que no se apague su alegría;
¡que tanto bien hace a este mundo!.
Y vive los días
en noches extensas,
y vive a expensas
de las fantasías.
Y va por los cielos
vestida de ceda,
en su constante vuelo,
en busca de la alegría.
Qué poema tan bello Framoso.
Me identifico con él absolutamente.
Gracias.