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Vuelvo a Creer

La siguiente historia que les contaré habla de un hombre solitario que buscaba solamente una cosa.. ser feliz.
Esta historia surgió mientras charlaba con una de mis mejores amiga, la conversación se fue haciendo muy edificante, tanto así que en ese momento comencé a sentir la necesidad de escribir viniendo a mi mente unas ideas maravillosas sobre como sería esa historia.

Lo que verán a continuación espero les guste.

En un pueblo llamado Santa Esperanza, se encontraba un hombre de edad ya muy avanzada, tenía alrededor de unos 60 años, vivía solo en la colina a las afueras de la ciudad.
Era casi un ermitaño y sus acompañantes eran tres perros que llevaban toda una vida apegado a el.
Por las tardes los perros siempre salían a recorrer largos kilómetros para llegar a la plaza central del pueblo. Iban a jugar, y a revolotear entremedio de la gente, mientras tanto aquel hombre observaba lo que acontecía a su alrededor, perplejo en una banca se sentaba mientras los perros jugaban, su concentración estaba puesta en la gente, los veía besarse, sonreír, y aparentaba no importarle que sus perros le estuviesen lamiendo sus pies.

La gente en el pueblo lo tildaba de loco, y vez que llegaba una familia nueva no hacían otra cosa más que contar la historia a su manera, mentiras caprichosas, corruptas y que atemorizaban incluso al más incrédulo. Chismes tras chismes, la vida de aquel anciano poseído por la soledad y atemorizado por su pasado crecía cada día en la gente de aquel lugar.

Vuelto el amanecer, seguía tras los pasos de sus perros aunque sabía que tal persecución lo llevaría al pueblo que lo vio nacer y que tanto amó, pero que tuvo que abandonar por su pasado... un pasado muy triste, no obstante al darse cuenta que ya le faltaba poco para dar alcance a sus cachorros, su mirada se detiene, su corazón se comienza a estremecer, sus manos comenzaron a temblar y su conciencia fue profundamente trastocada.
Una simple y arreglada muchacha de 12 años, había comenzado a jugar con sus perros.
La muchacha entendía a los perros, eran perros solitarios, nerviosos, y sin importar nada, se dieron fácilmente con aquella niña.

Pasaron los días, meses y hasta mucho tiempo más y cada vez que podía el hombre iba a aquella plaza, la niña volvía a aparecer, los perros volvían a jugar con ella y el corazón del hombre latía una vez más.
Quizá muchos no lo entiendan pero aquel hombre que hoy era un solitario, ermitaño y hasta mal oliente, antes fue un escritor, un soñador y un padre que vio morir a su familia, y que hoy reflejada ve la ternura, amor y comprensión en aquella simple niña de tan solo 12 años.


Por ahora eso es todo... Espero les haya gustado.
Elgenio09 de mayo de 2014

1 Comentarios

  • Vanished

    Si, me gustó mucho! Me siento identificado con ese hombre, los perros son muy buenos compañeros y uno siente que está acompañado con ellos, es verdadero amor el que ellos brindan, es bella historia. te felicito :)

    09/05/14 05:05

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