Remanso del arroyo
estático, ovalado,
en tu piel busco
mi glosa perfecta
tras el meridiano
y antes del ocaso.
Que en tu seno no quepa
más que albor sonrojado,
levanta la amargura
de mis comisuras.
Alumbra el canesú
cárdeno de mis ojos.
Espero me respondas,
de frente te dignes
a aclarar tu afonía.
Háblame de oblicuas,
ángulos, volumen.
De lo que duerme en la umbría.
Cándido reflejo
que aparece desnudo.
Ecos de canela,
chocolate y siena
envueltos en la gasa
de mi ilusa ceguera.
Es un poema que llega como el vaivén de una ola, a un espacio remansado, moja la arena de su esencia y luego vuelve de nuevo a seguir su viaje infinito.
Me gusta, tiene personalidad.
Un saludo.