La maldita melodía
retumbaba
nuevamente
eterna
incorruptible.
Abrió los ojos
y se levantó
desnudo
hinchado
aturdido
y con la punta del pie
tomó sus calzoncillos.
Abrió la ventana
y saco su cabeza
abollada
arrugada
en
busca de aire
nuevo.
Los colores
aun húmedos
por la lluvia
de las hojas
de los arboles
del asfalto
y del pasto
lo besaron
en la boca.
Fue un beso
corto
dulce
fresco
virgen
inocente
en la boca.
Cerro la
ventana
y vio lo muslos
desnudos
maduros
de su mujer
sobresaliendo
debajo de las
sabanas.
Se acerco
y la beso
en las
nalgas
y le dio una bofetada
suave
en las
nalgas
desnudas
tibias.
Ella
con los ojos cerrados
pegados
le dijo
te amo
y se giró
y se durmió
otra
vez.
Entonces
apoyo su nuca
en la
almohada
transpirada
y cerro los ojos
un
instante
deseando tener
veinte años
y veinte
mujeres
menos.
Afuera
la ciudad
fria
oscura
perdida
dormía
y
su mujer
con sus nalgas
maduras
y tibias
dormía
y los gatos
y los perros
y las
ratas
que sobrevivían
a las trampas
dormían.