TusTextos

La Carta.

Una tarde me dijiste adiós. Que pronto recibiría una carta tuya.
Ya me había acostumbrado a no preguntar comos ni porqués (con vos siempre fue así), y enjugando mis lagrimas te despedí con un beso. Me quedaba solo el sabor agridulce en los labios, el recuerdo de infinitas noches y la certeza de las noches en vela que me quedaban por sobrellevar. Porque estaba latente la esperanza de tu carta. Y la espere. El corazón se me salía del pecho cada vez que oía ruidos en mi puerta que anunciaban al cartero. Siempre lo mismo. Nada tuyo para mí.

El amor volvió a asomarse un par de veces, pero tan ocupada estaba esperándote, que siempre le cerraba la puerta en la cara. Y continué esperando un tiempo mas. Hasta que una noche, se me ocurrió que existía la ínfima posibilidad de que la bendita carta se hubiese traspapelado, quien te dice, nunca se sabe con esta burocracia moderna. Por lo que fui a la oficina, y me senté a esperar, que era lo que mejor me salía. El oficinista, no se si porque adivino el estado en el que me encontraba por solo mirarme, o porque percibía la pena en mis ojos, pero se compadeció de mi y me ofreció un chupetín (para curar el alma según el). Pero no gracias estoy bien, le dije, pensando que ya tenía el alma tan escondida que no valía la pena buscarla. Hizo entonces un esfuerzo sobrehumano, reviso cada rincón y de repente, como quien no quiere la cosa, apareció la ansiada carta. Lagrimeando de emoción, y riendo por primera vez en mucho tiempo, la abrí vaya mi sorpresa, donde decía:

‘no me esperes, no creo que vaya a volver’.
Flor04 de febrero de 2008

2 Comentarios

  • Myta

    JODER.
    Muy bonito pero a la vez triste Flor.
    Me gusta como escribes.
    Sigue asi.
    Saludos.
    Myta

    05/02/08 01:02

  • Flor

    Myta muchas gracias...
    debe ser muy feo esperar una carta asi!

    29/05/08 10:05

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