Amante

Lo recuerdo como si fuera ayer, dado que fue único. Siempre le enviaba miradas y sonrisas que ella nunca respondía, pero la noche en las que fueron agradecidas, fue la noche más extraña y familiar en mi vida. Después de meses de señales se acercó a mi seria como siempre, pensé que seguiría caminando, pasando de mí, pero no lo hizo. Quedando de perfil a mí, frenó y dijo: Sígueme. Eso hice, atravesamos el campus hasta las habitaciones, entre en la misma en la que ella lo hizo y la puerta se cerró de tras de mí. Se acercó y violentamente unió nuestros labios. Era fría y cálida al tacto, embriagarme de su ser fue algo sencillo, era una droga.
Nunca hablamos, seguía mandándole mensajes mudos, y ella seguía sin responderlos, actuando indiferente a mí. Millones de noches caminé por el campus solo para que se repitiese lo de esa noche, y sucedió varias veces más. Siempre era lo mismo Acompáñame, sexo y cinco minutos de abrazos y charla, y luego indiferencia como siempre hasta que el ciclo comience de nuevo. ¡Como la amaba! Aún sin saber su nombre, la amaba. Esos cinco minutos eran el motivo de mi vida. Que me diga cosas de su vida y yo de las mía, a pesar de que fuesen algo superficial. Ella me quería, pero no de la misma manera en la que yo a ella. Al principio fue perfecto, la indiferencia, y las noches en las que tenía a mi alma gemela, pero luego se tornó insoportable, yo quería pasar toda mi vida con ella, pero ella solo quería alguna que otra noche de mí. Para ella yo solo era un amigo secreto, ni siquiera un amante; nunca entendí por que siempre se mostraba fría. Cuando mi mente se dio cuenta de lo insufrible que era esa relación, decidía terminarla, pero no podía sea como sea ella era mi vida; y si era una sola noche de vez en cuando, entonces viviría una noche de vez en cuando.
Pero no pude, la existencia me ganó. Tenía que pedirle que todo esto acabe, pero me daba miedo su contestación. No quería que se enoje, ni que sufra, pero también temía que sea indiferente ante todo.
Acompáñame, me dijo, pero me negué, le explique mis sentimientos y sensaciones y le pedí si podía alejarse, por primera vez me sonrío y me dijo que si.