Parece casi imposible que todo haya dado semejante vuelta de tuerca en menos de un año.
Mis amistades aún bromean por cómo ha cambiado la situación. Parece que fue ayer cuando me topé por primera vez contigo. Era a finales de septiembre; estabas en el pasillo, esperando a que abrieran tu clase. Llevabas puesta una sudadera blanca y las gafas de sol. Recuerdo lo incomprensible y absurdo que me pareció el detalle, conjuntamente con tu actitud de reservada opinión. Pasé de largo durante muchos días, hasta que me di cuenta que, en las asignaturas que me tocaban fuera del aula, a ti te tocaban dentro de ella, y nunca podíamos coincidir.
La curiosidad pudo más que la inteligencia, y no pude evitar preguntar a mis compañeros sobre ti. Pero adivina qué: ¡Nadie sabía nada! "Por amor de Dios", pensé, "¿lo veis a diario y no sabéis nada de él?".
Quizá te concedí demasiada importancia. Acabé por mandarte al fondo de mi olvido, creyendo que nunca notarías mi existencia.
Y aquí estamos, un año más tarde, juntos como jamás había soñado. Ni siquiera en mis mejores sueños. Y dando gracias por ello.
La vida a veces nos sorprende llevándonos por caminos que nunca llegamos a pensar que íbamos a recorrer. Sigue caminando, ¿quién sabe qué os deparará el destino? ;)
