TusTextos

Érase una Vez

Triste conoció un día a Alegre, tras varios meses de espera a la acción.
Triste venía de una relación roja,
pasional,
enfermiza pero adictiva.
Alegre provenía de una serie de relaciones a modo de prueba y error
tras la fallida de un gran amor.
Triste tenía miedo de volver a caer,
irguió muros alrededor de su corazón
y usó la desconfianza como GPS.
Alegre se ganó su confianza
y dibujó miles de sonrisas en su cara para hacerla volver a creer.
Triste notó cómo la esperanza germinaba en sus entrañas
y poco a poco dejó que la luz iluminara su alma inquieta.
Alegre necesitaba amar otra vez,
sentirse querido,
disfrutar de la calidez de un cuerpo pegado al suyo.
Alegre se engañó y forzó hasta convencerse de que quería a Triste
como algo más que una compañera de juegos.
Triste quiso encajar a golpes su ser en el de Alegre
y confirmó poco después que el corazón no puede estirarse
y amoldarse a los deseos de uno;
que no por empujar más fuerte se ensamblaba mejor.
Alegre aseguró que la quería,
que no debía huir de él
pues el tiempo le daría la razón.
Triste había estado en esa situación en ocasiones anteriores
y sabía lo que seguía a continuación.
No quería seguir estando triste,
pero no podía dejar de estarlo.
Triste sólo funcionaba correctamente con Alegre rondando
y por eso se hizo la firme promesa de no abandonarle aunque él no la quisiera.
Por egoísmo.
Alegre debía salir en busca de alguien que llenara sus huecos vacíos,
que cumpliera sus expectativas,
en vez de estar con Triste y empeñarse en una relación sin sentimientos reales.
Triste le quería,
le amaba demasiado como para dejarle marchar y ser feliz sin ella.

De mi blog: http://cartasdeungatonegro.blogspot.com.es/
Foryou139601 de febrero de 2016

1 Recomendaciones

3 Comentarios

Más de Foryou1396

Chat