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Ni un Minuto Más (zombis)

Cuando haces lo mismo día tras día, tras día, tras día… uno comienza a preguntarse ¿Qué mierda estoy haciendo? Es decir ¿tiene algún puto sentido? Durante los últimos 169 días que se cumplen hoy he estado haciendo lo mismo desde que el maldito sol se levanta hasta que se esconde, y desde que se esconde hasta que se levanta.
La verdad no hago mucho y es eso justamente lo que me jode a más no poder, si bien ya estoy viejo, a mis 67 años siempre estuve activo, estaba retirado si, pero salía correr, le daba 3 vueltas completas a la manzana, y no es una manzana pequeña, no señor. Luego me preparaba el desayuno, unas tostadas con algo de avena, me encanta la avena, mi madre me acostumbro a comerla todas las mañanas, además es buena para el estomago, sobretodo este viejo estomago. Después de desayunar y leer mi periódico, solía sacar a Mordelón a dar unas vueltas por el parque que esta cerca al mi edificio, ay mordelón, perro del carajo como te extraño, era un buen bulldog.
Hasta el medio día mataba el tiempo con los chicos en el parque, chicos es un decir, ya que yo era el más joven entre ellos, hablando de política, deportes, todo es una mierda para nosotros, nos divertíamos de verdad criticando todo, siempre me pregunte por que era tan divertido entretenido pensar que todos son escoria menos nosotros los viejos, me lo pregunté pero solo ahora me lo respondo, he tenido tiempo para pensar en esas cosas que normalmente solo ignoras.
Luego de comprar mi almuerzo en el restauran te del viejo Melvin, maldito argentino hablador, siempre contando anécdotas de su juventud y sus conquistas, como lo odiaba, aunque debo aceptar que su restaurante es el único en el que comería, los demás eran escoria absoluta, luego de comprar mi comida me iba a casa, le serbia a Mordelón su comida también y me sentaba a la meza, solo el y yo, 2 viejos amigos comiendo juntos, aunque me hubiera gustado alguna ves escucharlo decir alguna anécdota o mencionar el odio que le tiene al alcalde, luego fumarnos unos cigarrillos Pall Mall mientras reposamos.
A media tarde salía nuevamente, me gustaba ir al centro, pasear por ahí mirando las galerías comerciales, jugaba ajedrez en la plaza contra los muchachitos que se creían mejores, pero siempre les enseñaba quien es el puto amo, a veces alquilaba una película, quizás a beber una cerveza donde Charley, el mejor cantinero del país, los barman de hoy todos son gays, el no, el es un verdadero tabernero, de verdad que si el no sirve nada de colores extravagantes, ni con nombres sexuales, solo cerveza del país y las mejores del resto del mundo, vino, vodka, whisky, cosas para hombre, y joder, claro que tenia los habanos más ricos de la ciudad, si no estaba haciendo alguna de esas cosas pues estaba en el muelle dando algunas vueltas en mi buen Toyota, amo ese auto, me lo regalaron el día que me retiré de Autos Planeta, la empresa donde trabaje durante 50 años ininterrumpidos, todo un record me gusta pensar. A eso de las 7:00PM tenia que estar en casa, tenia que ver mi teleserie, me encantan las series policiales que dan por cable, las extraño también, me entretenían mucho. Luego las noticias, o alguna película por televisión me hacían prepararme para terminar el día, o lo más raro, una llamada de Cintia, mi hija, ya tiene 28 años, esta casada y vive en las afueras, pero aun es mi niñita, y ese cabron con que se casó jamás la mereció, como lo odio, hasta su nombre es estúpido “Franck” , vaya nombre, Franco o Francisco es de respeto, pero ese nombre suena bastante homosexual, he tratado de ser amable las veces que lo he visto, pero… joder, no puedo, aun siento que ese Franck, alejo a mi niñita de la familia. Pero en fin, ella casi nunca llama, y yo ya casi no me entusiasmaba en esperar su llamada, además siempre llamaba solo para preguntar si como o no como, si fumo o no fumo, si estoy defecando o no… jamás había un papi te quiero, o te extraño, se que se preocupa, pero… a veces quería escuchar un simple “te quiero” y no un “cuídate papá, deja de fumar o te morirás de cáncer”. En fin, para eso de las 10 de la noche el noticiero me hacían dormir como un bebe.
Nadie puede decir que era un viejo aburrido y gruño, quizás gruñón, pero jamás aburrido.
Nada que ver con la vida que tengo hoy, a 6 meses de lo que algunos llamaron el apocalipsis, pero yo llamo la pendejada de algún hijo de puta, mi vida es totalmente rutinaria, la describiré así de simple: me levanto, aseguro las puertas y ventanas de la primera planta del edificio, lucho por no desayunarme todas las galletas que aun me quedan en mi alacena, me siento frente a mi ventana a ver como esos hijos de puta gruñen, se mueven entre los muchos autos abandonados, y basura que pululan en las calles desde hace más de 5 meses, tratando de entrar a mi edificio, cosa que algún día harán; hasta la hora de la cena lucho por no volverme loco y comenzar a hablar conmigo mismo o con los muebles, luego tomo un nuevo paquete de galletas o un pan y me lo como acompañado de un poco de café, te o a veces arroz, que por cierto preparo muy mal, jamás aprendí a cocinar, soy muy hombre para eso pensaba, si pobre machista ahora jodete me diría mi difunta Carmen. Quien me alegra que haya muerto hace muchos años para no tener que vivir esta pesadilla.
El resto de la tarde me la paso paseándome del primer al ultimo piso del edificio con un bate de baseball que encontré en la casa de mi vecina Jenny, en el tercer piso, pertenecía a su hijo seguramente, siempre fumándome unos cigarrillos, solo 2, es increíble, antes fumaba mucho, ahora he reducido mi consumo a solo 2 por día, y es que tengo que racionar todo, joder, incluso hasta mi vicio que por cierto hoy se me terminó el ultimo Pall Mall, como sea, me la paso revisando uno a uno los cuartos, no se muy bien para que, pero e he vuelto muy paranoico. Al anochecer aseguro las puertas, ventanas, que estén bien tapeadas y finalmente me acuesto en mi cama a tratar de dormir, a veces siento que los gruñidos de esos zombis mal paridos me arrullaran en una melodía infernal. Pero deben ser ideas mías.
Creo que cuando de dijeron que seria mejor largarme de esta ciudad hubiera hecho caso, recuerdo que recomendaron eso en la radio, los periódicos, incluso en aviones y claro, mi hija que se dignó a llamar muy asustada por mi, yo solo la ignoré, es que soy bastante incredulo. recuerdo cuando la dueña del edificio esa vieja de mierda que solo se preocupaba por su renta salió disparada con todas sus cosas en un camión, me sorprendió, ya que ella prometió morir aquí, luego la siguieron los demás inquilinos, todos llenos de pánico y terror por las noticias, malditos medios, eso es lo que causan, pensé, histeria colectiva; jamás pensé que seria verdad, me negué a pensarlo, pero pronto no había nadie en varias manzanas, ni el viejo Melvin, ni el viejo Charley, solo éramos yo y Mordelón en esta cuadra, luego en el distrito, y pronto en la ciudad. Me alarme y entre en conciencia después de que mi buen mordelón atacó a un puto joven que intento atacarme y extrañamente ene se momento para mi, morderme, mi buen perro lo atacó y lo mordió como nunca había mordido a nadie, le arrancó un pedazo de pierna, lo extraño fue que ese chico no caía, entonces tome a mi perro y corrí de regreso a casa, el joven me seguía, pero lentamente, gracias al cielo era de los lentos, ya que si fuera de esos malditos que he podido ver corriendo persiguiendo a un gato o una paloma que vuela bajo no la contábamos.
Nunca pensé que ese acto heroico común de un perro que lleva contigo más de lo normal, casi 16 años, lo llevaría a la tumba.
Por las jodidas noticias a las cuales ignore, sabia que el virus llamado VAIS, algo como virus de aceleración del impulso salvaje, infectaba a los seres vivos, en su mayoría mamíferos, y que el virus te eliminaba a los 5 días sin excepción, fueron 5 días duros, para mi y para Mordelón, a quien tuve que ver convertirse a través de los 5 días en una de esas cosas, finalmente al 5to día de agonía mi perro murió, ya ni parecía un perro, bueno si, pero uno de película de espantos, ojos rojos, casi sin pelo, la piel pálida, las venas inflamadas en todo el cuerpo, joder que me dio mucha lastima, amaba a ese animalito, cuando su corazón dejo de latir… supe que era hora del adiós, pero tan pronto como mi mano sobre el dejo de sentir sus latidos, el se levantó, me miró, me asuste y retrocedí, en ese momento pensé “Joder, Mordelón, que coño haces, se supone que debes estar tieso” mi viejo amigo me gruñó, es como si no me reconociera, lentamente como asechándome avanzo paso a paso, entonces de un brinco se abalanzó contra mi, intentando morderme, si no fuera por que es pequeño y gordo no lo hubiera sostenido con los brazos, pero pronto sus fuerzas me ganaban no lo podía sostener, se me escapó y dio a parara a la meza de la sala de un salto desde mis brazos. Mis gritos para tratar de espantarlo eran inútiles, me sentí tonto en su momento al repetir “Siéntate”, “cálmate”, “clico malo” entonces entre en sentido, mi buen perro ya no era mi amigo, era una de esas cosas de las que hablaron en la televisión durante semanas, se había convertido en un zombi, era cierto, el virus si convertía a las personas en monstruos caníbales. Con el dolor de mi corazón y no me da vergüenza comentarlo; con lagrimas en los ojos, comencé a golpear a mi viejo colega con lo que encostre, una silla, la radio de la sala; el soportaba los golpes como un toro soporta las estocadas, hasta que lo golpeé con la televisión sin querer, ya que la empuje del mueble en el que estaba, tratando de bloquear su paso haciendo que esta lo aplastara, la televisión ya no importaba ya que a pesar de tener cable, no había señal alguna, solo cuando mi viejo televisor de 28 pulgadas le cayó encima y lo aturdió supe que debía seguir golpeándolo, recogí la tele con una fuerza que no se de donde saque, comencé a levantarlo y a dejarlo caer sobre el, golpearlo en la cabeza asta que la sangre de mi perro y ex compañero comenzó a pintar toda mi alfombra. Caí, caí en el piso y comencé a llorar.
De eso hace 4 meses, 4 duros meses sobreviviendo con lo que pude recoger de los demás apartamentos y de la bodega aquí al lado en su mayoría pan, fideos cigarrillos, cerveza. Claro esto antes de que el número de esas cosas aumentara tanto, ahora ya ni puedo ir a la esquina sin ver al menos unos 200 dando vueltas y corriendo. Una vez que cogí todo lo que supuse necesitaría para sobrevivir tapeé las ventanas y las puertas que eran poco seguras, dado que mi edificio esta en toda una esquina, habían 3 puertas que daban a la calle que no eran las mas modernas o seguras, eran de madera y la cochera, quizás la única puerta segura, no necesitó que la reforzara con tablas o barricadas. la verdad es que después de la muerte de Mordelón entre en pánico, sabia que las cosas no estaban para nada bien.
Con todo cerrado Pensaba estar seguro, pero la verdad es que estoy atrapado es eso, así se le dice, soy un preso en mi casa. Atrapado como rata asechada por gatos asesinos, pero raramente gracias a estar atrapado estoy vivo, es contradictorio.
Pero ya no aguanto ni un minuto más, estoy listo para salir, buscar a mi hija a mi jodido yerno, al cual extrañamente extraño, creo que ya es tarde y ya estoy loco, en fin. Como sea no estaré aquí más, iré a la cochera, abriré la puerta eléctrica, encenderé mi auto, y saldré echando leches de aquí, atropellando a cuanto puto zombi vea en frente.
¿Por qué no lo hice antes? No lo se, quizás por miedo, o costumbre, pero cuando haz pasado los últimos meses haciendo lo mismo y pensando que podrás sobrevivir y que los muertos morirán de hambre antes que tu, y ves que no es así… piensas en ¿que coño haces? Y tomas decisiones a veces estúpidas, muy estúpidas.
Tengo gasolina, mi auto siempre esta lleno de combustible, siempre le cambio el aceite, esta en perfecto estado, cada semana lo enciendo, solo para no aburrirme, así que se que me sacara de la ciudad, ¿Dónde ir? Ya se, ¿me esperaran ahí? No lo se, ¿aun queda alguien en este mundo? no lo se, espero que si, ¿encontrare cigarrillos? Dios quiera que si, ya no le temo al cáncer.
Franckpalaciosgrimaldo01 de mayo de 2011

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