Hay un océano sacudiendo
Con fuerza mi estómago
Y no sé si sus furiosas olas
Son de ira o miedo.
Ruge vesánico, ciego e intolerante
Suficiente para saber que aquí dentro
Todo tardará en amainar.
Quizá le dé un poco de amor para que se calme
O un amigo
o un náufrago
con quien comparta soledad.
O quizás no le de nada.
Su tempestad es una de mis musas
Y no la quiero dejar marchar.
Por eso me pellizca las entrañas
subyuga mi espíritu.
Por eso me odia
Y por eso ama
A este océano
Que odio
Este inmenso océano
Que sigue rugiendo.
Escupiendo olas
Sin llevar nada a cambio en la resaca
Salvo poemas
Mis poemas,
y nunca dejare de escribir
los dos sabemos
que nunca dejare de escribir,
y que solo mi muerte sera tu calma
Ahora solo falta saber
quién de los dos se rendirá antes
