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Maíz para Las Palomas

MAÍZ PARA LAS PALOMAS



El hombre, un jubilado como tantos, sobrevivía gracias a las pocas monedas que le daban por su maíz, en una de las plazas de la ciudad. Se pasaba todo el día armando sus bolsitas y arengando a la gente para que le compre aunque sea un poco de maíz para las palomas. Sin proponérselo, se había creado entre el viejo y sus palomas una suerte de simbiosis, de la cual supieron sacarle provecho durante algunos años. Ambos se necesitaban como el aire.
Los animales dependían de su alimento y el anciano, del dinero que le daban por sus raciones. Pero luego, una rara plaga fue diezmando la cantidad de palomas que rodeaban al jubilado y se fue reduciendo la población de aves y el monto de sus ventas, a tal punto que un día comprobó que apenas quedaban cinco palomas (las más fuertes) en la plaza y una sola ración para repartir entre ellas. Lo dividieron entre las cinco. Les fue difícil de digerir, salvo para una, la que se comió los ojos.



Gabrielfalconi21 de junio de 2016

2 Comentarios

  • Janet

    Un claro ejemplo que entre mansas palomas hay cuervos, cuando el hambre arremete
    Saludos

    22/06/16 04:06

  • Gabrielfalconi

    gracias Janet este cuento fue publicado en Barcelona.
    abrazo

    22/06/16 06:06

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