TusTextos

a Pablo Neruda

Como empapa la lluvia, monzón de primavera,
te leí y te leo empapándome hasta los huesos.
Fue tu palabra el estallido primero, luz cegadora
de los primeros tiempos que fertilizó mis ojos y sus pupilas
se abrieron a las letras proclives a no acabar,
a seguir riendo.
Amplios vocablos, inacabables caminos, senderos abiertos
en el respirar lento de tus acentos.
Pablo, en mitad de tu isla, aislado por necesidad creadora,
embriagadora marea de desazón humana.
Poema a la manzana, a la cebolla, a la humilde flor
que es color en la paleta de los poetas.
Supe de ti cuando vi volar mil aves sobre la pleamar
y el viento me trajo tus palabras llenas de sal,
sal madre, madre que curte los rostros que cabalgan
sobre los mares intrépidos de tus poemas.
a ti, Pablo mi sonrisa abierta, la mano extendida,
la mirada puesta en la amplitud verbal que cunde y culmina
con la la admirada presencia de tu total ausencia:
tu mirada.

Grekosay09 de mayo de 2011

4 Comentarios

  • Mamyblue

    Queda prohibido olvidarse de sus versos
    queda prohibido no sentir la caricia de sus palabras
    queda prohibido no seguir leyéndole.
    Bonito recuerdo a un gran poeta.

    un abrazo.

    09/05/11 07:05

  • Sexoamor

    Quién no ha comenzado en su adolescencia en los 20 poemas de amor a indagar en lo literario. Que tire la primera priedra quien no se ha emocionado con algunas de sus odas, a veces tan naif y otras calando en profundas protestas. La empatía que provoca a Neruda que le da un gusto universal, a los iniciados y a los intelectuales.

    Hace poquito leí una oda que puede ser atingente a estas páginas de interacciones de poetas (expertos y aficionados). Te la comparto acá con tu permiso:

    "Oda a la Crítica" de Pablo Neruda

    Yo escribí cinco versos:
    uno verde,
    otro era un pan redondo,
    el tercero una casa levantándose,
    el cuarto era un anillo,
    el quinto verso era
    corto como un relámpago
    y al escribirlo
    me dejó en la razón su quemadura.

    Y bien, los hombres,
    las mujeres,
    vinieron y tomaron
    la sencilla materia,
    brizna, viento, fulgor, barro, madera
    y con tan poca cosa
    construyeron paredes, pisos, sueños.
    En una línea de mi poesía
    secaron ropa al viento.
    Comieron
    mis palabras,
    las guardaron
    junto a la cabecera,
    vivieron con un verso,
    con la luz que salió de mi costado.
    Entonces
    llegó un crítico mudo
    y otro lleno de lenguas,
    y otros, otros llegaron
    ciegos o llenos de ojos,
    elegantes algunos
    como claveles con zapatos rojos,
    otros estrictamente
    vestidos de cadáveres,
    algunos partidarios
    del rey y su elevada monarquía,
    otros se habían
    enredado en la frente
    de Marx y pataleaban en su barba,
    otros eran ingleses,
    y entre todos
    se lanzaron
    con dientes y cuchillos,
    con diccionarios y otras armas negras,
    con citas respetables,
    se lanzaron
    a disputar mi pobre poesía
    a las sencillas gentes
    que la amaban:
    y la hicieron embudos,
    la enrollaron,
    la sujetaron con cien alfileres,
    la cubrieron con polvo de esqueleto,
    la llenaron de tinta,
    la escupieron con suave
    benignidad de gatos,
    la destinaron a envolver relojes,
    la protegieron y la condenaron,
    le arrimaron petróleo,
    le dedicaron húmedos tratados,
    la cocieron con leche,
    le agregaron pequeñas piedrecitas,
    fueron borrándole vocales,
    fueron matándole
    sílabas y suspiros,
    la arrugaron e hicieron
    un pequeño paquete
    que destinaron cuidadosamente
    a sus desvanes, a sus cementerios,
    luego
    se retiraron uno a uno
    enfurecidos hasta la locura
    porque no fue bastante
    popular para ellos
    o impregnados de dulce menosprecio
    por mi ordinaria falta de tinieblas
    se retiraron
    todos
    y entonces,
    otra vez,
    junto a mi poesía
    volvieron a vivir
    mujeres y hombres,
    de nuevo hicieron fuego,
    construyeron casas,
    comieron pan,
    se repartieron la luz
    y en el amor unieron
    relámpago y anillo.
    Y ahora,
    perdonadme, señores,
    que interrumpa este cuento
    que les estoy contando
    y me vaya a vivir
    para siempre
    con la gente sencilla..




    Un gusto y saludos afectuosos.

    09/05/11 07:05

  • Norah

    Poema a la manzana, a la cebolla, a la humilde flor
    que es color en la paleta de los poetas.Gracias mil Grekosay , gracias mil.

    10/05/11 05:05

  • Norah

    Poema a la manzana, a la cebolla, a la humilde flor
    que es color en la paleta de los poetas.Gracias mil Grekosay , gracias mil.

    10/05/11 05:05

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