Es en ese lugar donde las fuentes,
y los pasos resuenan a esperanza,
huelen a tranquilidad y forman veredas en el destino.
Los árboles se pueblan de frutos maduros
y no cesan de producir el néctar del silencio.
No aplacemos el momento para vivir la Paz,
para gozar la infinita grandeza de lo palpable.
Flores y laureles; avenidas contagiadas de palmeras,
hombres y mujeres que se encuentran en la misma condición:
en medio de la vida.
La deseable esperanza del verso abierto
ha nacido para servir a la causa de los que callan y no dicen nada.
Bosques, a los que poder regresar cuando caiga la noche.
Espesuras de hierba y mieles en cada rosa:
todo ofrecido en beneficio de la Paz dichosa,
de la Paz generosa, de la Paz
que jamás se desdice a sí misma.
Paz, diosa y madre, amante,
paz no robada por sacerdotes de credos arrogantes,
Paz visceral, tripa y luna abierta,
sobre la pupila penumbral de cualquier sueño.
La deseable esperanza del verso abierto
ha nacido para servir a la causa de los que callan y no dicen nada.
Bosques, a los que poder regresar cuando caiga la noche.
Espesuras de hierba y mieles en cada rosa:
todo ofrecido en beneficio de la Paz dichosa,
de la Paz generosa, de la Paz
que jamás se desdice a sí misma.
Hoy regreso a ti para descansar mi paz en tus versos, Grekosay.
Qué bien sienta tu brisa.
Y este aroma a ti.......