Muerdago colgante de sol y sombra
vas vistiendo mágico entre luz y luna
mi perdida figura que acaricia y acuna
la mirada de tus ojos, canto de alondra.
Entre tinieblas, ramos de mejorana
prendidos en asideras blanco algodón
poderoso candor ígneo de mi corazón
inunda mi delirio quebrando la desgana.
Telas que cubren tu cuerpo iluminado
ondean mi deseo de amarillo narciso
cubriendo el nácar de tu rostro sin aviso
como terciopelos de mi deseo ilusionado.
Nuestras raíces ya son tierra arcillosa
que llaman a nuestras manos entrelazadas
entre lianas trepadoras, eternas punzadas
que maniatan la unión profunda, dolorosa.
Nuestro lecho desatado bajo los astros
devora incorregible y voraz lo deseado
la sangre, el sudor, brisa del llanto ahogado
y los gemidos ensordecedores sin rastros.
