Acércate y camina erguida
sobre este manojo de tierra
que para tus pies traje,
puedes hacerlo hogar, vergel,
plantando los dedos y cabellos,
donde puedas trazar informal
la redondez de una euforia,
con balance mesurado
que te diferencie notablemente
de la daga injuriosa y acentuada
que efímera, me hirió.
Envuelve con el pañuelo
mi propósito, un logro,
o algún sexto sentido,
así suelen hacer los rubíes
con el árbol de una hoja,
y desde la propia raíz
realzando subida tentación,
rasgando la indolente barrera
para transitar cuesta arriba
a la mullida cópula sideral,
la anhelada entre los amantes,
un escenario de situada confianza,
el que pocas veces se percibe.
Es esta.
Brindo con la extensión que confieren
tantos granos de arena que he contado,
con el agrado de una montaña fresca,
investido con adecuada áurea,
del que arrojó la desdicha lejos,
y también esa falsa situación
de dormir lapsos con un ojo penitente,
en el averno donde se extravía la llave,
lejos e impasible de retorno.
El calendario me habla de sus días,
de sus meses, ahora te espero.
Son etapas claramente definibles en tu poema, me encanto. si fuera asi en la vida las podriamos identificar de antemano. qQuizas lo hacemos, por eso actuamos como actuamos no? un abrazo!!!