Entre estas dunas de Sonora
por donde vago
sin rumbo, sin rumba
con mis cardones
y tunas a cuesta.
Ignoto éxodo, a la deriva
discurren relatos de ayuno
lacerados de claridad abrasadora,
febril arrojo de encontrarte
divina mexicana.
Lomas de arena llenaron mis ojos
de maravillosos espejismos,
con mucha sed de espera
se derritieron mis pupilas
los labios se agrietaron
sin pronunciar tú nombre
gotas de tus ojos
se evaporaron
sin beber su brillo perlado
¡mi alma está desollada!
En vano cavé y cavé buscando
Tus Otros Manantiales
solo logré que me picaran
los ofidios y algunas arañas.
Alucinado y bronceado.
Los intentos por bailar contigo
tostaron mi piel
no al ritmo debido.
El Sol no quiso.
Mis pies se hundieron en silencio,
derrotados
heridos.
Augurio musical a lo lejos
aún se escuchaban
a los del Maná diciéndome:
... como quisiera poder vivir sin aire
como quisiera calmar mi aflicción
como quisiera poder vivir sin agua
me encantaría robar tú corazón...
No podía vivir sin su agua
¡Era verdad!