Amanezco entre tus sábanas sedosas plenas de caricias entre ellas
que mecen como las olas de un mar en calma al alba veraniega.
Abro mis ojos a la luz de la mañana, observo los pétalos de rosa
tan coloridos y fragantes que dejan todo mi ser extasiado.
Deseo que el tiempo se detenga, cuanta belleza hay presente ahí
en ese preciso instante que todo tengo, la naturaleza y tu ser.
El mañana es aterradoramente incierto desde el borde de esta cama
así como el número de aves que vuelan vertiginosamente en el cielo.
Mi vida se va perdiendo entre tus caricias, resbalando por tu cuerpo
dejando que tu corazón se aferre a ella como si nada más existiera.
Tu vida se cuela entre mis momentos, tu cuerpo es parte del mío
y tu alma se fusiona con la mía, produciéndonos pequeñas cosquillas.
Tú despiertas, abres los ojos y me encuentras contemplándote
tus manos toman el camino perfecto dirigiéndose a mis caderas
entretanto tu boca y la mía gozan de un festival de besos
escondidos del sol para no darle envidia de tan cálidos que son.
Quisiera estar contigo todas y cada una de tus mañanas,
desde las que deseas no salir de la cama y maldices el despertador
hasta las que ansías marchar y bendices la llegada de la aurora,
ser la primera brisa que entra por tu ventana para acariciarte
y tu último parpadeo antes de cerrar los ojos y soñar conmigo...