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Un Hombre de Grandes Planes

A Eusebio Martín le habían advertido de que el servicio de transporte público que trazaba la línea entre la ciudad de Donchite y Lepe no era muy buena, pero no se había dejado intimidar por la idea. Estaba dispuesto a llegar hasta allí como fuera y, si bien el autobús de la compañía Barrada Viajes dejaba bastante que desear como medio de transporte, tenía que recordar que menos daba una piedra.
Con esta actitud pensaba llegar muy lejos, como siempre le había augurado su abuelo paterno, y en las maletas había metido sus mejores trajes, aquellos con los que tenía planeado triunfar.
–Hijo, alguien sale a la calle con traje y corbata, y lo primero que piensa la gente que lo ve es que se trata de un triunfador.
Nicolás, el abuelo, siempre andaba con alguna frase similar en los labios. Pero tenía razón, Eusebio lo tenía más que asumido y comprobado. Eusebio siempre iba con traje y corbata. Eusebio era un triunfador. Dispuesto a hacer gala de ello partía ahora para Lepe, y el por qué de dicho destino bien podía ser, para cualquier ojo ajeno, todo un misterio. Eusebio subió al autobús con la misma sonrisa enigmática de quien sabe que es el único que conoce sus planes y que no quiere revelar al mundo por las buenas que estos son maravillosos. El asunto casi se reducía en parentesco a un estimulante secreto infantil. Cara de buenazo no le faltaba.
La mayor parte del trayecto la pasó solo, y no pudo haber sido de otra manera. Y es que hasta las siete horas de viaje rodado no subió ningún otro pasajero.
A Eusebio le hubiera gustado conversar con el conductor, charlar sobre el clima y otras vicisitudes, pero en la parte delantera del autobús había una inscripción que dejaba terminantemente claro que no debía de molestársele. Lo advirtió al subir, justo cuando estaba a medio saludarle, y en eso se quedó, en medio saludo. Entregó su billete, agachó la cabeza y recorrió las entrañas del vehículo tratando de escoger un asiento cómodo.
Cuando, casi a tres horas de concluir el viaje, tomó el autobús un hombre cojo de mediana edad que lucía un riguroso mostacho, Eusebio se alegró sobremanera. ¡Por fin alguien a quien remunerar mediante su grata compañía!
Abandonó su asiento y fue a acomodarse al lado del señor bigotudo.
–Hola –dijo con una blanquísima sonrisa–. Veo que viaja usted a Lepe.
La sonrisa en la cara de Eusebio permaneció un rato estática, como esperando una respuesta entusiasta a su afable saludo. En cambio el hombre lo miró de reojo y murmuró algo entre dientes. Eusebio, que no lo había entendido bien, preguntó:
–¿Cómo dice?
Lo que Eusebio el triunfador no sabía era que el señor era marroquí y no entendía ni papa de español. El hombre, temiéndose lo peor, en lugar de repetir lo que había murmurado sacó una mullida almohada de su bolsa de viaje y se acurrucó en el rincón de su asiento contra la ventana.
Eusebio comprendió que la sola idea de entablar conversación con una persona de tan despampanante genialidad como la suya debía echar para atrás a cualquiera, así que decidió no torturar al buen hombre. Quien por cierto, ya estaba roncando con una sinfonía la mar de particular.
Poco tiempo después el autobús se detuvo y Eusebio, que se había dormido en el hombro del marroquí empapándole el jersey con su valiosa baba, abrió los ojos a aquel nuevo y prometedor mundo lleno de color llamado Lepe. Contento hasta el punto de no caber en sí mismo, colocó su maletín de viaje sobre sus rodillas, lo abrió y contempló su contenido con los ojos brillantes.
–Fresas Martín, las mejores fresas del mundo. Como si lo viera –dijo.
Después se apeó, dispuesto a regalar su magia al mundo.

Nota: Para el que no lo sepa, el pueblo de Lepe es famosísimo por sus campos de fresas.

Ittai Manero, 10 de mayo de 2009
Ittai10 de mayo de 2009

4 Comentarios

  • Wersi

    El hombre ten?a mucha f? en su triunfo.
    Relatas muy bien y defines el entorno muy agradable para el lector.

    Espero leer m?s relatos tuyos.

    Un saludo paisano....

    10/05/09 06:05

  • Ittai

    Gracias Wersi. Me gusta dejar el relato libre a la interpretaci?n. Una de dos, o se trata del posible origen de las famosas fresas de Lepe, o es que el pobre hombre no se enteraba y se iba a llevar un tremendo chasco al llegar al pueblo...
    En fin, cosas m?as.
    Saludos, paisana :-)

    10/05/09 07:05

  • Mejorana

    Toda la narraci?n del relato me parece muy buena. Atrapa sin atosigar al lector dej?ndole recrearse en la lectura.
    El final tiene un cierta magia para una persona como yo que es una viciosa de la fruta.
    Dejas la puerta abierta para que contin?e la trama porque es de una lectura entrenida.
    Espero que as? sea.
    Un abrazo.

    10/05/09 09:05

  • Ittai

    Hola, Mejorana, encantado de verte por aqui y contento de que te hayas entretenido en leer mi relato, y m?s a?n, que te haya gustado :-)
    Pues mira, no se yo si continuar?n las aventuras de Eusebio el triunfador, pero qui?n sabe! Tendr?s que estar atenta por si las moscas, jeje...
    Un abrazo! ;-)

    10/05/09 11:05

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