Que No Te Corten Las Alas
Que no te corten las alas. Que nadie te impida volar tan alto como mereces. Que las malas palabras no acallen tu grito de libertad, dignidad y fuerza. Nunca. Que nunca lo hagan.
Vuelas tan alto como soñaste, y aún llegarás más lejos si aprendes que los fracasos, cuando no son tuyos, no te enseñan nada. Hay que sufrir para conquistar, hay que luchar para obtener; nadie te dará nada a cambio de tu sonrisa, salvo los que te queremos. Esos que te vemos como a una estrella. Esos mismos a quienes tus fracasos les parecen trampolines para saltar más y más alto.
Que no te corten las alas, que nadie se atreva a hacer pequeños tus sueños, que el viento no pueda llevarse ninguna de tus promesas. Apareces, en el cielo, con el nombre de la esperanza, la justicia y la constancia; y ninguno se escribe tan grande como tu nombre. Porque vuelas alto, estrella, ave ilusionada que nunca deja de soñar, de sentir, de vivir intensamente cada problema como una aventura capaz de terminarla bien.
Que una decisión injusta no sea la guía de tu futuro, ni la incompetencia mostrada el espejo de la sociedad que sueñas. Que nadie se atreva a cuestionar tu trabajo cuando se hace con el corazón y no con las manos, que a nadie se le pase por la cabeza poder aguantar, en el aire, más que tú, en el sueño sin noche de cada nuevo proyecto. Que no te corten las alas. Que no lo hagan.
Quieres aprender y ya nos enseñas que no hay obstáculo tan infranqueable como una causa perdida echada a perder, y lo haces convirtiendo tus causas perdidas en aprendizajes ganados, tus resultados inesperados en oportunidades más seguras, tus lágrimas, en definitiva, en una fina lluvia de alegría. Puedes dormir tranquila, dueña de tu propio futuro
Al menos, tú puedes dormir tranquila. Porque triunfaste. Porque aprendiste que intentar no siempre es lograr, pero merece la pena sentir la justicia de intentarlo.
Quieres aprender y ya nos enseñas. Que siempre hay que guardar las fuerzas para ganar la batalla. Que nunca hay un siempre que no se obtenga con el sudor y la lágrima, con el cumplimiento del deber y la felicidad extrema al hacer lo que debemos. No has perdido nada. Aquí no se pierde más que el tiempo de lamentar la pérdida. Tienes todo en tus manos, hasta el tiempo se rinde a tus pies y te entrega su futuro.
Que no te corten las alas. Que nadie sea tan osado de intentar frenar tu carrera, de empañar el cristal de tu ventana, porque tú siempre miras por ella el mundo, y desde ella, decides salir cada día a conquistarlo. Puedes hacer lo que te propongas, pero la vida elige a sus víctimas para ejecutar sus injustas desdichas. Esta vez has sido tú. Los que te queremos lo sabemos y no queremos lamentarlo más, porque sigues teniéndolo todo: lo que ya guardabas en sueños, y la fuerza nueva que ahora recorre tu alma y que, algunos, llaman madurez, otros personalidad y, los más osados, magia.
Tienes el mayor hechizo en tus manos: la vida. Puedes moldearla a tu gusto, ser la heroína de un cuento de hadas o la estrella brillante de una historia de amor. No te está permitido caer, porque todo lo que te atrevas a soñar estará a tu alcance. Quieres aprender a enseñar y ya estás enseñando; de algún modo ya eres maestra y, a la vez, el ave que vuela más y más alto en busca de todas y cada una de nuestras sonrisas. Tus futuros alumnos, esos que, quizá, aún no hayan ni nacido, ya miran al cielo soñando con encontrarte, porque cada vez vuelas más alto.
Que no te corten las alas. Que nadie te impida volar tan alto como mereces. Que las malas palabras no acallen tu grito de libertad, dignidad y fuerza. Nunca. Que nunca lo hagan.
Que nunca dejes de elevarte sobre el resto del mundo.
Que nunca dejes de volar.
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Sinchan
¡Precioso, fresco y estimulante! ¡A quien quiera que vaya dirigido tendrás que sujetarla para no perderla de vista! ;)
Un beso
Lis
02/10/13 01:10
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Javert
Mil gracias. No hay problema si la huida es hacia el cielo de los sueños cumplidos.
:)
02/10/13 04:10
