Me encanta darme cuenta de que para sentir el dolor ajeno, no es necesario ver una fotografía. En realidad somos un mundo de cobardes, gobernados por un montón de corruptos e ineptos. Ojalá volviera la revolución francesa y se llevara a cabo en la Plaza Mayor de Madrid.
¡Cuanto, saldría ganando el pueblo!
Magnífico texto.
Un saludo amigo.
Bastante cobardes sí que somos, Voltereta. Nos engañamos pensando que nunca nos tocará a nosotros. No sé si una nueva Revolución Francesa, no me fío mucho de los "Mesiés", pero una revolución popular mundial no estaría nada mal para poner a algunos en su sitio. Habrá que seguir luchando como cada uno pueda para conseguir un futuro digno para todos.
Gracias por tus palabras.
Un saludo tb para ti.
Encantada de leerte de nuevo, aunque sea con temática tan triste.
Tiene corazón y alma tu texto.
Un gran abrazo