niÑas de Mis Ojos
Boko Haram es considerada una organización que apoya abiertamente el terrorismo contra la población civil, y usa medios violentos y coactivos en la persecución de sus objetivos político-religiosos. Sin embargo, es algo mucho más repugnante que eso, es un grupo de indeseables que utiliza niñas-bomba para asesinar cualquier creencia partidaria de la lucha por un presente mejor para todos.
Estos terroristas que se hacen llamar Boko Haram, palabras que podemos traducir como la educación occidental es pecado, han conseguido que un simple maestro con muchos años de profesión ya a sus espaldas, se sienta un gran pecador, un pecador que seguirá pecando hasta el último de sus días con tal de estar siempre en la orilla opuesta al fundamentalismo atroz e inhumano de los que desangran a sus semejantes y a su propio país.
Un país, Nigeria, y unos ciudadanos que han tenido que soportar estoicamente matanzas y desgracias relacionadas con la infancia como estas:
- En 2013 protagonizaron varios ataques a centros educativos, dejando numerosas víctimas mortales.
- En 2014 Boko Haram asesina y quema vivos a cerca de 60 estudiantes en una escuela cristiana.
- El 14 de abril secuestraron a más de doscientas niñas de una escuela como parte de una campaña política en contra de la educación occidental.
- Una niña raptada en un secuestro anterior, y que pudo escapar, contó que las cautivas eran violadas varias veces por día y forzadas a convertirse al islam, y que les cortaban la garganta si no lo hacían.
- En diciembre, una chica de 13 años fue arrestada tras no detonar la carga que llevaba pegada al cuerpo en un mercado, algo que sí hicieron dos compañeras suyas que mataron al menos a seis personas.
- El 15 de enero de 2015 al menos cinco personas han fallecido en un mercado, en el norte de Nigeria, después de que terroristas colocaran chalecos explosivos a dos niñas de unos 10 años.
Por todo ello y por mucho más que me callo porque el vómito se avecina a mi boca, como educador occidental y pecador impenitente, me siento totalmente legitimado para poner mi grito en el cielo de todas las víctimas aniquiladas sin piedad por Boko Haram. Porque lo debemos estar haciendo fatal cuando permitimos que estos desalmados utilicen débiles e indefensos cuerpos de niñas de 10 años como explosivos de escaso coste económico (¡qué barato resulta!) para perpetrar atentados contra el resto de la población nigeriana que no comulga con sus podridas y nauseabundas ideas.
Niñas a las que la población comienza a mirar con la desconfianza que estos miserables han sembrado en sus mentes, niñas obligadas a inmolarse en el nombre de un dios inexistente ante las amenazas de ser enterradas vivas, violadas, o engañadas con alcanzar un falso paraíso incapaz de aunar los múltiples pedazos sanguinolentos en los que quedarán convertidos sus diminutos cuerpecillos de niñas.
Ya va siendo hora de que también alcemos la voz y encabecemos manifestaciones por todos estos tristes y funestos acontecimientos que no se producen en Nueva York, Madrid, Londres, París, o cualquier otra gran urbe occidental, sino en lugares perdidos del mundo donde la vida de una niña de 10 años no vale ni un centavo y además se puede convertir en el arma homicida que elimine miles de vidas que tienen aún menos valor.
Es el momento histórico de alzarse de una vez por todas contra la barbarie y la anestesia que nos imposibilita y deshumaniza hasta el punto de no contemplar a estas pequeñas como las niñas de nuestros ojos.
