TusTextos

Noches de Reyes

En esta Noche de Reyes buscaré, de nuevo, a mis dos hijos pequeños. Se perdieron hace tiempo ya, entre las calles de la ciudad. Solté sus pequeñas manos un momento y desaparecieron de mi vista como por encanto. Estaba con ellos hace nada, pero no los encuentro. Salgo a buscarlos cada año, cada Noche de Reyes, por si tengo suerte y veo sus caritas, sus ojos radiantes de felicidad ante el espectáculo de Sus Majestades, pero es imposible, por más que lo intento, no aparecen.

Derrotado un año más, volveré a mi casa cansado, harto de patear las calles iluminadas que, llenas de gritos y emoción, de llantos y risas infantiles, me devolverán, como siempre, a mi realidad: un hogar donde aquellas dos criaturitas han sido sustituidas por dos jóvenes de veintitantos años que en nada se parecen a los niños que fueron y a los que seguiré buscando como un loco el resto de Noches de Reyes.

El año que viene, saldré de nuevo a buscar sin remedio a mis hijos pequeños, y volveré a fracasar en el intento, pero no por eso dejaré de hacerlo. Miraré dentro de los ojos de todos los niños y niñas que encuentre a mi paso hasta que, una vez más, el cansancio y la tristeza me devuelvan derrotado a mi casa; antes de que alguna madre o padre desconfiados, me observen con recelo y, con oscuras sospechas, se dirijan a la autoridad competente para denunciar una supuesta intromisión por mi parte en su propia felicidad.

Mañana, en mi casa, como siempre desde hace ya demasiados años, será un mal día, no habrá juguetes, no habrá gritos de alegría, no habrá sorpresas, ni caras iluminadas por el milagro de los tres Magos de Oriente. En su lugar, me abrazaré a dos jóvenes que no me esperan, que tienen toda una vida por vivir, y un futuro que resolver mucho más interesante y feliz que los sueños de un padre que desvaría y cuya memoria le juega cada año estas malas pasadas.

Pero es que mis hijos, mis niños, han desaparecido, se han vuelto a perder, se perdieron entre el rumor de los años y crecieron sin permiso, sin el permiso de un padre al que ya solo le queda el anhelo de poder "abuelar" algún día.
Jucapega196305 de enero de 2018

3 Recomendaciones

7 Comentarios

  • Remi

    Sonrío melancólica al leer tu texto, los míos también desaparecieron un día en cuanto descubrieron "el engaño", siempre hay alguien que se va de la lengua antes de tiempo :(...
    Maravilloso texto Juca, siempre lo consigues, sorprenderme :)...
    Un besazo.

    05/01/18 03:01

  • Oliviaferrer

    Me ha gustado, ha sido muy real, y aunque los otros también se sienten, aún siendo más abstractos, este es mucho más real, y me ha encantado.
    Besos!

    05/01/18 08:01

  • Jucapega1963

    Gracias, Remi y Olivia. ¡Feliz Noche!

    05/01/18 10:01

  • Voltereta

    Siempre habrá un espíritu de la niñez, habitando nuestro cuerpo o moriremos de viejos sin haber disfrutado para nada de la vida, creo que lo has sabido plasmar muy bien en tu relato.

    Un saludo.

    07/01/18 06:01

  • Jucapega1963

    Gracias, Voltereta. Tienes toda la razón, ese espíritu nos mantiene vivos y alerta en los mejores y tb en los peores momentos. Saludos.

    07/01/18 11:01

  • Lasombra

    Júca, qué bonito, confesaré que al final las letras las he leído borrosas! Este año he apretado muy fuerte las minitas de mis pequeños, esperando no perderlos todavía!
    todo lo que leo tuyo y me esta gustando mucho, este en especial!
    Felicidades!

    01/02/18 03:02

  • Jucapega1963

    Gracias, sombra. Me alegro de que te gusten. Saludos.

    01/02/18 08:02

Más de Jucapega1963

Chat