Arrasada tierra seca,
alma que no tiene calma,
vida que corre sin meta,
alas por el miedo atadas.

¿Cómo amar un porvenir
que se siente tan oscuro
y resignado admitir
que es así que al cielo plugo?

Mi ser se resiste todo
frente al incierto suplicio,
jurando que de algún modo
ha de encontrar un resquicio

por el que la luz penetre,
por el que escapen las sombras,
por donde la ilusión queme
toda la amargura… ¡toda!