Escondes tu propósito bajo los sauces
No crees en elogios, milagros o esperanzas
Aun sigues buscando el invierno
Bajo la pasión del verano
Pues tu corazón no deja de ser frio y cruel.
En tus ojos, como reflejo del alma
No se deja de ver un apetito de venganza
Tal vez por un pasado incierto
Tal vez por un presente confuso
Y aun más dudoso que tus opacas intenciones.
Pero, mujer
Tu crueldad, me seduce
Porque cuan más cruel eres, más cariño necesitas
Y tu cautivante heladez, ni decirlo
Solo llega hasta donde mi calor la disipa.
Mi dama, aprendí a convertir su maldad, en mi adicción
Y debo decirlo
Es una mujer embaucadora
Pero
Extraordinariamente encantadora.