Estoy navegando por tu agonía, encuentro la causante de aquella melancolía, por más que la intente extraer, preferías cuidarla antes del arder, preferías beber en el cáliz del restablecer.
Estoy batallando contra la lujuria de tus miedos, me piden dejarte poseído por los diabólicos luciferinos, renunciarte y zarpar fuera de tu afán de reprimirte, tú solo te dejaste hundirte.
Merodeo por tus juicios tratando de encontrar tu última sensatez, esperando al veredicto final. Proclamando al mal como el culpable de tu agonía, tus cenizas víctimas de haber sido martirizadas por tu enfermiza depresión que nunca termina.