Qué lejos, cuando llegué a la ciudad imaginarme todo lo que iba a suceder, era imposible prever los cambios que se perfilarían en un futuro que es hoy mi pasado en cuarenta y siete años he visto nacer movimientos generacionales, culturales ensombrecerse y por fin morir en agonía atragantándose con su propia náusea terminaron dictaduras y guerras y comenzaron batallas y pendencias por que el mundo se construyó de una manera bastante infantil como un monopoly gigantesco fabricamos capital y pasamos hambre y nos matamos por dinero billetes y monedas que imprimimos nosotros mismos y la miseria se instala en casa tenemos trabajo, casas, coches y vemos desde la televisión documentales buenísimos de África y sus penurias y famélicas tribus aguantamos a jefes de empresa déspotas que creen que el tiempo es oro pero nos lo pagan como chatarra pero no te preocupes que hoy el barÇa vence al Madrid musicalmente he visto morir el jazz, el rock, el punk ahora se fusionan y salen batidos de comercialidad en tu móvil impersonal ponle un politono bipbipbip suena constantemente en los transportes públicos en el bus la mujer de al lado habla con su hija, atrás una mulata con el novio y dos asientos más allá un hombre platica a gritos sobre negocios no me dejan leer tranquilo el merchandising no nos deja digerir este modernismo técnico, cuando aprendes como funciona un aparato, ya debe cambiarse por un nuevo modelo del buen uso hacemos abuso hermano cangrejo.