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La Luz de la Sombra.

Ella iba caminando por un callejón oscuro. Sabía que estaba en peligro, aunque no sabía por qué. Sólo caminaba y caminaba, cada vez más aprisa, su respiración se agitaba y aceleraba. Sólo podía caminar. Echó una mirada por encima del hombro, pero no vió nada. Aún así, supo que, entre las sombras, se escondía su perseguidor. Empezó a caminar mucho más deprisa, casi a correr. Cuando oyó un ruido a su espalda echó a correr desesperada, parecía que el callejón no tenía fin. Cuando creyó que había dejado atrás a su perseguidor, paró a recuperar el aliento. De repente escuchó unos pasos que se acercaban a ella. El miedo la paralizó, la habían alcanzado, no podría huir más, debía enfrentarse a él o ella. Se giró pero se encontró con la negrura de la noche sobre el callejón. Una luz de emergencia del edificio contiguo parpadeaba atornillado a la pared y se escuchaba el maullido de los gatos callejeros. Se quedó plantada, sin saber que hacer. ¿Debía echar a correr? ¿O, tal vez, debía esconderse? Vió la escalera de incendios en la fachada del edificio y, sin pensar siquiera lo que hacía, comenzó a subir. El miedo era irracional, sabía que la perseguían aún. Miró hacia atrás y llegó a distinguirlo durante un segundo. Sombra. La sombra la seguía. Quería atraparla, esclavizarla en un mundo lóbrego, oscuro y desprovisto de humanidad. Llegó a la azotea. No se dió cuenta de su error hasta estar arriba, acorralada. En la azotea del edificio no podría llegar lejos. Sólo quedaba una opción. La sombra estaba ya en la azotea, sólo los separaban unos metros. Puso un pie en la cornisa del edificio. No quería hacerlo, pero no podía dejar que la atrapasen. Se iría a un sitio en el que no podrían alcanzarla. Cerró los ojos y se dejó caer.

Despertó, sobresaltada. Llevaba cinco años teniendo la misma pesadilla. Estaba en su cama, a salvo, con su pijama azul oscuro. Se levantó y fue al baño. Mientras se enjuagaba con agua la cara el fluorescente empezó, de repente, a parpadear hasta que se apagó. Se le erizó el vello de la nuca. Miró al espejo y la vió. La oscuridad hecha carne. Tenía los ojos rojos y sin pupilas, no tenía una boca al parecer. Se deslizó fuera del espejo mientras ella reculaba. Llegó a la puerta de su piso, presa del miedo, pero la puerta no se abría. Abrió la ventana y saltó a la escalera de incendios, pero no pudo bajar. ¡Había desaparecido el tramo de escalera! Ya no podía huir, la alcanzaría. ¿Era ésto real? Se aferró a la barandilla de la escalera, mirando abajo. Saltó. Bajó y bajó en la negrura hacia el callejón donde, varias horas antes, fue violada y asesinada. Los agentes de policía se afanaban en buscar pistas mientras los forenses metían su cadaver en una bolsa a la débil luz de la luz de emergencia del edificio adyacente que parpadeaba. La luz no fue suficiente para salvarla. La luz estaba de parte de la sombra. Era la luz de la sombra.
Kraus03 de febrero de 2014

2 Comentarios

  • Tuxsparty

    Me dió escalofríos al final!!!! Muy bueno

    04/02/14 06:02

  • Kraus

    Gracias :D

    05/02/14 03:02

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