Todo empezó a finales de junio. En un parque fue nuestra primera cita. Me gustó mucho más de lo que pensaba. Solo habíamos hablado por Instagram y en el momento en que aquel día me miró supe que iba a ser él, el amor de verano. Sabíamos que todo se iba a acabar en septiembre, él se iba lejos a estudiar y ninguno de los dos creíamos en la distancia, sin embargo evitábamos ese tema a toda costa, y fue uno de los mejores julios que recuerdo, pero en agosto, a principios, tuvimos que hablar de ese temido y odiado tema. Pero& ¿por qué me lo decía ahora si todavía quedaba todo agosto? Además& ¿no era mejor hablarlo en persona y no por whatsapp? Parecía que él tuviera prisa. Una vez estaba todo zanjado empecé a llorar, pero no sabía muy bien el motivo. Quizás lo rápido que todo pasó. A los dos días dice que tenemos que hablarlo en persona& ¿Pero no estaba todo hablado ya? Por diversos motivos hasta finales de agosto no podemos vernos. Y es entonces cuando, estando el medio borracho, por no decir entero, me lo cuenta todo. Había otra. Me reconoció lo gilipo**as que había sido, y quizás fue por eso por lo que no supe cómo reaccionar. Al menos había sido sincero. Y eso era mucho ya, pocos hombres que he conocido han sido tan sinceros. Sin embargo me siento confusa. ¿He sido su segundo plato?¿He sido simplemente tonta? Sea lo que sea, solo te deseo cosas buenas, eres un gran chico y ojalá allá donde vayas encuentres a tu media naranja, yo no puedo ser más que tu amor de verano, o como tú mismo dijiste rollete de verano.

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