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Un Poema por una Frase

Dulce sueño nos acarrea por los caminos de la fatigosa historia.
Desatando nudos y como queriendo escapar al castigo divino.
Algunas veces creemos como Icaro que la culpa es del sol
o del vuelo,
o de las alas.
Maldecimos,
y lloramos
y gritamos como las peores danaides.
Nos dejamos vencer por la amarga hiel de la desventura,
rezamos,
y asistimos a los templos y congresos,
besamos los pies del amo pidiendo un poco de clemencia,
suplicamos por los pobres,
por nuestros inválidos y nuestros ancianos.
Se nos llenan los ojos de un río que parece infinito,
y de tanto en tanto nuestra cabeza se cae convulsa
y rueda por el piso,
mientras las contemplamos con los ojos de los pies que tanto nos gusta usar.
De un salto parecemos los habitantes de los nueve círculos del infierno.
¡Que barbaridad es todo ese circo!
Sin embargo algunas veces como Prometeo nos reímos de todo eso,
sabiendo que la venganza ha de llegar tarde o temprano.
Y en esos casos qué importa que todos los cuervos,
o leones o dragones del mundo nos martiricen.
Que importa que dios nos quiera ahorcar por las noches con sus manos asesinas,
si tenemos una mujer a nuestro lado.
Es en esos momentos que nos volvemos impávidos e implacables con la vida.
Y como el héroe somos capaces de bailar drogados aun cuando unas pobres cadenas pretendan impedirlo mientras un coro nos observa maravillado.
Desenvainamos las espadas y las lanzas,
y las manos sedientas de sangre.
Los pesados carros dispuestos ya están para la guerra,
los corceles avanzan alborotando todo el polvo que van dejando atrás,
en el galope acelerado por el convencimiento de la victoria inevitable vamos todos.
Se cierra entonces la grieta que parecía no tener fin,
y solo se pueden escuchar los hermosos y fuertes gritos que simbolizan la gloria.
Luego el banquete es tan hermoso y tan perfecto que todas las estrellas brillan para
nosotros.]
Una procesión infinita de animas nos miran envidiosas,
pero nosotros las hacemos parte del sitio.
El café, la ronda de cigarrillos, y todo con tal de bailar una vez mas.
Y ahora como antes las mas altas murallas caen a nuestro alrededor,
lentas, hermosas,
casi como en una visión.
Atraviesa la tropa esa que fuera la puerta impedida,
con la sangre aun en las manos reímos hasta el tedio.
Es que ya lo habíamos advertido,
por la miel prometida,
por las flores soñadas,
seremos capaces de desvanecer todos los mojones.
Lucano07 de agosto de 2015

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2 Comentarios

  • Voltereta

    El manejar una cuádriga, no nos da la victoria en una batalla y menos aún en la guerra. La historia se escribe en episodios pequeños, la gloria es un simple espejo, en el que se miran los vanidosos.

    Siempre he pensado que las batallas se ganan con el corazón, las armas se pierden y destruyen con el tiempo, pero la esencia del corazón, permanece para siempre y más tarde o más temprano acaba por conquistar el terreno idolatrado y perseguido.

    Tal vez los aprendices de poetas no sepamos ver la vida, pero yo la vislumbro así.

    Un estupendo,poema que hace pensar mucho.

    Un saludo.

    09/08/15 12:08

  • Lucano

    Gracias por semejante comentario poetico. Un abrazo grande.

    10/08/15 05:08

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