Analepsis
He vivido hasta que el Presente se ha convertido en Historia.
Me he acostumbrado a la herrumbre de mi panoplia,
apoyada contra la pared.
El testigo mudo de haber hecho lo que se supone que tenía que hacer.
Como los demás,
recibí la esclavitud con los brazos abiertos.
Hoy solo pido que mi vida de película no me deje secuelas,
y que cuando deje de girar la rueda pueda reposar en calma.
Y acerca de la opresión,
no diré una palabra&
Todo lo que debía contarse
ya lo contó una criada.
Pero sé que llegará un día en el que no tendré más descanso
que el recuerdo de mis muertes,
de todas y cada una de las veces
que he sentido mis pulmones colapsarse.
Y veo los años amontonarse
mientras cumplo mi papel,
pues todavía me queda sangre debajo de la piel,
y hambre para comerme el mundo.
Pero en lo más profundo envidio la paciencia
de los que tienen quien les espere,
tras esta guerra que hace de nosotros
huellas borrándose en la nieve.
Preferiría ser brizna de hierba
no la suela de la bota que la hiere.
Y doy gracias al dios que fuere por el arma futurista
que llamamos poesía&
Una espada de incuestionable valía
para abocetar la sonrisa que tiende un puente de plata
entre la cornisa de vuestro silencio
y el balcón de mi alma.
Quien me escuche quizá crea
que merezco la pena tras tanta batalla,
pero no deseo vuestra compasión ni las medallas.
Ni querría volver a suspirar de alivio,
ni cobrar la indemnización tras haber ganado el juicio.
Solo volver al vientre de mi misma madre,
y aprender a leer la Creación por puro instinto.
Y,
pese a todo,
comprendo que solo me queda un sitio
donde hallar consuelo;
seguiré dividido,
pero sumaré más que cero.
Aquello no es lo que busco,
pero llegados a este punto,
no puedo negar que lo anhelo:
donde el viento teje las nubes telaraña,
el bosque se hace uno con el cielo.
El trueno quiebra en dos a la montaña.
