TusTextos

Custodia Compartida

Mi hija se despertó sobresaltada
llamando a gritos a su madre.
Me dijo que soñando me vio caer entre las llamas
y que aún ardiendo brillé como antes nadie.

Pero no se alarmen, digno respetable,
que aquí no trillaré versos paternales;
a mi hija la llamé Poesía
y ya hace tiempo que quiso ajusticiarme.

Recité siendo fiel a mi apellido;
caí entre iguales cubierto bajo palio,
y tiempo después comprendí lo perdido
en algún rincón del escenario.

Años encadenado a una armadura
que ya no podía quitarme,
porque temía despedirme del recuerdo del metal tintineante,
pensando que me matarían los lunes al sol
o quizá el relente nocturno me insemine al despertarme.

Pero será mejor que llegar a viejo
con la espalda encorvada por el zafarrancho,
siempre pendiente de un combate
que nunca acaba llegando.

Dame miseria que me crezco ante las cosas pequeñas.
Soy la oferta que nadie demanda:
si lo mejor que puedes hacer es cancelarme
ni siquiera te exportaré una carcajada.

Si te escupo tus contradicciones a la cara
y solo me reprochas la calidad de mi saliva...
Pide explicaciones a la cuadrilla malnacida
que te construyó nada más que una fachada.

Pensé en dejarte, Poesía,
por culpa del poetariado
del que era miembro inactivo
y socio remunerado.
Cuando olemos la magia
¡qué planes hacemos!
Removeremos los cimientos de la Creación
y a nuestro paso no quedarán más que sonrisas,
frases ingeniosas y una reputación envidiable.
Ah, poetas.
Pero luego perdonamos a verdugos
en el altar de las dictaduras olvidadas.
Le practicamos endodoncias a tigres dientes de sable
y nos creemos más humanos que el resto.
Vendemos el verso que no pudo
salir de una boca entrecerrada
y llamamos hipócrita al que hable.
¿¡Como hemos llegado a esto!?
¿¡Es que no lo veis!?
Que yo no soy ningún sabio
y lo VEO.

Y a despecho del inglés
diré que no siempre tener razon
está bien.

Pensé en dejarte, Poesía,
porque recité siendo fiel a mi apellido.
Y perfumado de alcohol y otros vicios
recordaré el itinerario dantesco
para huir del lado de mis carceleros.
No me cogerán vivo, no me apresarán de nuevo.
Ordeñaré de la teta de serpientes emplumadas
el néctar de nuevos mundos
y de abismos tímidos que no mantengan la mirada
sacaré criptomonedas para el futuro.
Puliré los matacanes de mis castillos en el aire,
Bailaré un Tango maquiavélico con mi capacidad de emocionarme.

Elijo reinar al filo de lo posible antes que heredar.
Prefiero ser la piel dura que dura más que el papel.
Quiero la tragedia y no la farsa.
Me protege un laberinto de cicatrices.
¿Sabéis lo que vale un refugio?
El precio de su apocalipsis.

Poesía, hija mía...
Siempre has sido tan bonita...
Te toca volver con tu madre.
Perdona el exceso mostrado,
es la costumbre.
Y un consejo, ahora que me he acordado:
si no te importa el silencio
no juzgues a los que gritan.

Contigo me siento superhombre
porque tu segundo nombre
es Kriptonita.
Luko179125 de febrero de 2022

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