Que tus caricias sean siempre de noche.
Que tus abrazos no sean baratos.
Que nunca viajemos en coche.
Que nunca friegues mis platos.
Que engañarte no sea una estaca.
Que decirte la verdad sea costumbre.
Que tu sabiduría me alumbre.
Que tus besos no dejen resaca.
Que las balas sean amistosas.
Que el mundo se pare al mirarte.
Que te rece y actúes, mi diosa.
Que tu pecado sea ser mentirosa.
Que tu nombre ondeé, mi estandarte.
Y los sonetos, obras de arte.