Ese hombre fue un presagio de los dioses,
placidos tiernos aconteceres,
leve distraída huella ingrávida
tocada en ese silencio raro de locura
mientras el timbre de la impaciencia,
rueda embelezado por la nostalgia.
En estas noches de exuberantes sueños,
la cama lúdica de bronce
guardadora de olvidos
mientras que la esperanza se derrama entre las hierbas azules
Enredada entre sombras del vacío,
Entonces, te pienso con todos mis sentidos,
cuando al equinoccio del otoño
empolva sus pies de azogue
y más allá del tiempo te persigo,
hasta los rincones más reconditos de la conciencia.
pero la memoria es imperfecta
Suspendida quedo en el asombro
en complicidad con tu sombra,
y esas noches sublimadas se cuelan ,
desde la inmediatez, en el no te atreves,
esperando como Godot la muerte
entonces sepultaré palomas con los ojos
Doris Melo. nov.2010