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Niño Malo. Buscando Respuestas. (1/2)




He decidido que este cuento empiece bañado en sangre, porque no hay nada más personal que ese fluido vivo que recorre cada parte de nuestro cuerpo. Debe ser personal porque todos en nuestro interior, como mínimo, albergamos una pequeña célula de odio que dejó de ser opcional en nuestro ADN al tiempo que la evolución fue creando seres codiciosos.




Todo apareció rojo ante sus ojos, inocentes como los de un cachorrito enfermo de rabia. El niño recordaba como llegó a situarse en el centro de aquella cruel escena. Reconocía el color que cubría sus manos y el olor a oxido que inundaba sus pulmones.
Su apariencia era tierna y agradable, pero su interior estaba podrido; un nido de gusanos carroñeros que no podían digerir el odio de sus estómagos. En conjunto, las malditas larvas coreaban la caótica melodía del muro de las almas condenadas.
La saliva del niño era corrosiva y venenosa; mordía y contagiaba. Hinco el diente demasiadas veces. Los infectados no comprendían, ciegos de amor buscaban otras bocas, besaban y expandían la epidemia.
No quedó rincón sano allá donde hubiera una gota de vida. La humanidad quedó condenada. Hombres y mujeres con severa afección, se odiaban a si mismos y morían de soledad.

El niño aun tenía las manos manchadas. Se podría decir que era su propia sangre, pero no, era la de su abuela y su tía. Ambas yacían en el suelo, cada una con un agujero negro de sangre coagulada en el lado izquierdo del pecho.
El sentía curiosidad, quería saber que tipo de maldad era la que ellas gastaban. Necesitaba comprender el porque de su abandono y tomo las palabras por la fuerza.
Con los corazones en las manos se entristeció. Los latidos cesaron llevándose consigo la confesión de las bocas vacías de las dos mujeres.
Decepcionado, prosiguió su camino, con la mirada triste y el paso lento. ¿Lloró sus muertes? No, nunca lloró lágrimas de verdad.
Era un niño de tan solo nueve años que creció vagando por el mundo alimentándose del desprecio de la gente.
El contenía un virus que lo consumía, y tan solo una cosa podría mantenerlo aletargado, un poco de sincero cariño.



Todo mal tiene su origen, este niño también lo tuvo.
Mary11 de julio de 2012

7 Comentarios

  • Jefvolkjten

    ...Wow. Debo confesar que me dejaste sin palabras. Es preciso, certero, crudo y letal. Me encantan las descripciones que haces, el ambiente y la atmósfera que creaste alrededor del personaje central. La historia es bastante buena y sombría, y ganas un montón de crédito extra por la gran canción que acompaña el escrito. Va acorde al ritmo y humor del relato. De veras, perfecto. Felicidades, me fascinó.

    11/07/12 06:07

  • Mary

    Gracias Jef, la verdad es que la cancion es muy buena y me pareció perfecta para acompañar.
    Me encanta escribir relatos asi de crudos.

    Te estoy agradecida por pasar a lerme. Saludos.

    11/07/12 06:07

  • Delofe

    bien

    11/07/12 08:07

  • Beth

    Ufffff, me ha costado terminarlo, no porque no me guste como está escrito, porque lo has hecho genial. Pero...es tan duro y descarnado; sobre todo por estar protagonizado por un niño

    11/07/12 08:07

  • Buitrago

    Siempre doliente ese protagonista
    Me gusto leerte

    Antonio

    11/07/12 08:07

  • Elmalevolico

    Apenas comencé a leer y me remitió a otra historia, por favor déjame contártela:

    Igual se trata de un niño, que miró su cuerpo bañado de una sangre oscura como el mismo odio que sentía por quienes le trajeron al mundo. Un odio mezclado con tristeza y soledad.

    Para este niño no era necesario morder para contagiar. Sus propias palabras y su presencia hacían que las personas a su alrededor sucumbieran de la misma enfermedad que el padecía, "el veneno del alma" le dijeron que se llamaba, y era tan cruel y tan miserable esta enfermedad que el pequeño no se detuvo de contagiar a cuanta persona se le cruzara en su camino.

    Muchas veces se preguntaba si algún día iba a terminar este sufrimiento, el no vagaba, pero se escondía en los túneles del tren urbano para no ser visto hasta que la noche le traía un poco de paz al contemplar la luna llena.

    Yo le conocí, y compartí con él muchas horas mirando esa luz que lo consolaba y le albergaba una pequeña esperanza no sé de qué, pues aquel pequeño ya falleció y lo que quedó de él no es mejor de lo que antes era...

    Disculpa la intromisión, pero en verdad que tu texto me ha traído recuerdos que yo creí haber liberado. Saludos amiga!!!

    12/07/12 05:07

  • Serge

    Mary:
    Parece una historia de terror; pero muy a tu estilo.
    Ojala no me tope con un niño así.

    Un gusto leerte.

    Serge.

    05/12/12 06:12

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