Una cuna de piel puede ser el mejor sitio donde esconderse diecisiete semanas, o mejor aún, cuarenta semanas
En este caso lo importante no es solo el continente sino el contenido. Mamá debería llevar escrito sobre el ombligo la palabra frágil y la advertencia tratar siempre con cariño, como en las cajas de embalajes. No hay nada fabricado con más amor ni envuelto con más precisión y seguridad.
Es una cuna cómoda para veinte semanas, para veintidós, para treinta
y fuera hace tanto frío. El tejido humano del embalaje y el abrazo de mamá cuando acaricia la esfera en que vive, son motivos suficientes para, porqué no, sonreír en un medio acuoso y perfecto.
¿Niño o niña? Pues como dice mamá, sea lo que sea, ya tiene su identidad. Nos dejaremos sorprender y nos prepararemos para sostener esa primera mirada, esa primera sonrisa y ese perfume a vida recién estrenada que debiéramos conservar para siempre.
Para mí, que no puedo ser parte constante de ese milagro en la carne propia, las dos partes son igual de importantes: las esposa amada y el hijo anhelado...
Un hermoso texto, el cual me ha embargado el corazón y me deja un deseo profundo de ver en mis manos ese pequeño milagro que complementará al fin mi existencia... algún día.
Saludos y mis respetos!!!
David.