- ¿Por qué la muerte ahora tiene tanto peso? ¿Antes no lo tenía? Si la muerte estuvo presente en toda la historia de la vida humana ¿Por qué la tenemos más presente ahora? ¿Es diferente en algo? ¿En qué?

- ¿Seremos nosotros los diferentes? ¿Acaso la ignorábamos? ¿La reprimíamos de nuestra realidad? ¿Creíamos que no era real? ¿Dudábamos de su existencia? ¿Qué la hace real para algunos y para otros no? ¿Era falta de compasión? ¿Falta de empatía? ¿Nuestro hedonismo la hacía invisible a nuestra realidad? ¿Nuestros problemas obstaculizaban la visión de esta?...

Todos se observaron, incómodos. Estaban en silencio, pero sus pensamientos no. Gritaban, los estaban ahogando.
Nunca imaginé que fuera a vivir una guerra. Una guerra que, en realidad, llevamos tiempo pidiendo a gritos a esta tierra que nos alberga. Una guerra contra un enemigo invisible que nos acecha. Una guerra contra nosotros mismos, contra el consumismo y los excesos.
Una guerra contra el tiempo, el sueño, y los horarios y estructuras inventadas por el hombre. Una guerra contra mi cabeza.
En un abrir y cerrar de ojos todo cambió. Nuestra estructura social, pasó a ser un peligro. A nuestra estructura económica, le arrebataron el título de prioridad sobre las otras. Nuestra estructura política se vio obligada a buscar respuestas a preguntas que nunca nos planteamos, porque nunca hubo necesidad de tales. Todo esto en un intento de supervivencia. Un intento de mantener el control, la calma. Un intento de preservar lo que fue para que, en algunos meses, vuelva a ser.
Las calles ahora se parecen a los valles de sombras y de muerte que leía. Quizás las nuestras no, pero la de otros sí.
La gente está encerrada en sus casas. Todos están parados frente al mismo lienzo, pero con diferentes perspectivas. Algunos parecen no tener conciencia de los nítidos colores presentes. Otros se preocupan que sus dinteles estén pintados. Pero resulta que, en este momento que se suponía que fuera de aislamiento, es uno de mayor unidad entre y con nosotros. Resulta que estos momentos excepcionales, están haciendo que la gente tenga más tiempo para observar y escuchar, entre otras cosas al cielo. Buscar las respuestas que en algún momento rechazaron. Abrir los ojos y el corazón, para aceptar lo que en algún momento fue imposible. Tomar la decisión de salir de las sombras de muerte para estar bajo la del omnipotente.
Nunca imaginé que fuera a vivir una guerra. Nunca imaginé que estaba tan preparada para esta guerra. Nunca imaginé que todas mis luchas fueron batallas de esta misma guerra.

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2 Comentarios

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  Patroclo

  Bienvenida, Melpura.
  
  Buena reflexión sobre la respuesta común ante este inesperado escenario y la imposibilidad de eliminarlo como si de cualquier otro enemigo se tratara.
  
  No sé si el tiempo del relato corresponde con el tiempo real, pero al menos por aquí, el resultado de la observación durante meses de confinamiento no ha sido precisamente brillante.
  
  De nuestra capacidad de adaptación y convivencia dependerá nuestra propia existencia. Gaia seguirá abriéndose camino, con o sin nosotros.
  Un saludo.
  

  31/08/20 02:08

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  Melpura

  03/09/20 02:09