Ahora que debo morir, el miedo será mi peor rencor.
Porque después de recorrer cada uno de tus centímetros brunos, recibí tu dosis de veneno, tu bella dosis de veneno.
Y con el fin de tu transfusión, una gota se posó en mis labios, la temperatura caía y caía... yo iba haciendo las maletas.
Tus telas me cubren, deshilvanan mis escalones...
Ya no puedo subir, ya no podré subir a ver el amanecer.
Nunca más.
Cada vez más dentro, más dentro... Tu amor tóxico ya es mercenario en mi abdomen.
Bajo a los infiernos a encontrarme con lo perdido,
Hace unas horas estaba vibrando con tu calor,
¡Rojo!
en unos segundos sentí poder trepar tu vientre
¡Éxtasis!
mi caída,
Negro...
tu llamada,
Muerte...