TusTextos

Han Caido Sobre Ti

Han caído las hojas brillantes del negro junco que es el cielo.
Han caído, presas de la locura que aporta el cruel sonido de los enamorados.
Han caído, glosadas frente a los pies de los jaramagos.
Han caído, tras los matorrales, que sirvieron de morada a los mesoneros de la pasión, admirando
sus esclarecimientos, aprendiendo así del bello sentimiento que les falta.
Han caído, sin duda, para alumbrar, a pie de calle, nuestras noches más largas.
Han caído, y no les dolió la altura, que cada metro fue dulce, que el golpe fue de espuma parda
en las matas de tu pelo. Han caído, y no padecen por las desdeñas de su Señora, que ahora cabalgan
sin reina, sin riendas, sin gualdrapa y sin montura, tras el fulgor de tus ojos. Han caído del trapecio
que acunaba el viento, el aire que ahora es susurro, murmullo de hedor a oporto, el muro contra el que
fueron a parar mis demonios. Han caído, y no en vano. Han caído solitarias, en el cobijo del abrazo,
siendo bendito cada poro de las palmas de tu mano. Han caído en las nanas de tu voz.
En el frondoso bosque de tu ébano, sin sufrir falsos rechazos. Han caído en tu cuello, como el bello
collar de perlas, que no hace más que agraciar tu sonrisa con esplendentes destellos. Han caído por la
clavícula. Han caído por tus senos y no, no fue largo el camino a la cumbre de tus pechos, pero que
no falseen los eruditos y sus ajeos, que cada paso fue gloria, cada paso una historia que surge de mil
deseos. Han caído por tu vientre, enhebrando cada recodo, cada tensión y nervio, cada sonrisa esclava
de cada cosquilla. Cada gota de sudor que ha caído, junto a ellas, las estrellas, por el camino de tus
caderas, junto al umbral de la puerta que deja entrever el pleamar vehemente por el que pasan ligeras,
cayendo así por tus piernas, enarbolando la sensación de los ardientes caudales que se tragan las quimeras.
Y soy pintor de sueños reales, de lo que ves. Que han caído, lunar tras lunar, por tus espaldas, hasta
llegar a las crestas de tus pies. Después de dejar a un lado cualquier agravio, tras el roce inusitado
de tus labios. Han caído, convirtiendo humedad en miel. Han caído, por su cuerpo, pero yo la quiero y
la amo, mucho más allá de la piel. Y han caído también en mi sueño. Y han caído, convirtiendo estima, en
la cálida acogida del amor, del que ni yo mismo, junto a mis versículos, soy dueño.

Y han caído…
Y han caído las estrellas
y caen y caerán
y no dejaran de hacerlo,
no si esta ella, dama libertadora
de las pasiones más sinceras.
Y han caído…
y yo elidí
y caen y caerán
y no dejaran de hacerlo
que una a una, mi amor,
se despega del cielo por ti.
Molina04 de agosto de 2008

1 Recomendaciones

4 Comentarios

  • Mejorana

    Lindo poema de presentaci?n despu?s de tanto tiempo.
    Me he alegrado mucho por volver a leerte.

    05/08/08 01:08

  • Molina

    gracias, es un placer de nuevo volver.
    Publiqu? unos cuantos poemas que
    ya van quedando acumulados
    despues del largo tiempo que me pase sin venir por estas lindes

    =)

    CUIDARSE

    06/08/08 10:08

  • Laramie

    Que dulce :)

    un beso!

    20/08/08 09:08

  • Laramie

    Vuelve!

    02/12/08 03:12

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