Bienvenido a mi Vida (2)
- ¿Y entonces qué pasó?
+ Yo no sabía si echar a correr detrás de ella o ir al trabajo como debía. No sabía si gritarla que estaba preciosa o gritarme a mi mismo lo estúpido que fui dejándola marchar. Porque la dejé yo, ¿se lo puede creer? Yo. Yo era un crío de 20 años que solo quería jugar a fútbol lo mejor posible y algún día poder llegar a jugar en un equipo importante. No, no me llame iluso, ya me lo llamo yo. Dejé escapar a la mujer de mi vida, por una pelota. Debe pensar que soy gilipollas...
-Yo no...
+ No, no se preocupe, si sé lo que está pensando. "Pobre abogado que ahora quiere volver atrás y cambiar las cosas" Yo también siento lástima de mí. Me acuerdo cuando empezamos a salir... Yo nunca había estado con ninguna chica. Lo máximo que había tenido es, bueno, rollos esporádicos. Líos de una noche, o de dos. Pero la tercera noche solían cansarme todas. Menos ella... Hablábamos todo el día, todos los días de la semana pero no me agobiaba. Hablábamos de todo; comida, colores, viajes, sexo, antiguas historias de ambos... Y yo solo quería seguir descubriendo nuevas cosas. Seguir viéndola al salir de la ducha tirada en mi cama en ropa interior. Seguir agarrándola de la mano cuando paseaba por el parque de Saint Loan.
- ¿Y por qué no lo siguió haciendo?
+ Mire usted, seguí haciéndolo 5 meses. Porque solo estuvimos 5 meses, no crea que estuvimos mucho tiempo. Aunque con ella aprendí que el tiempo es relativo. En 5 meses pude conocerla y quererla más de lo que había querido y conocido a gente que llevaba conmigo 14 de mi veintena de años. Esto, no sé como contárselo... el por qué, me refiero.
- Inténtelo, yo estoy aquí para escucharle. Nadie se va a reír de lo que cuente, ni va a salir de estas cuatro paredes.
+ En 5 meses no hicimos el amor. ¡Ya lo he dicho! Increíble ¿a que sí? pero no lo hicimos. Aunque no me hacía falta porque ella me hacía el amor cada vez que me sonreía. Cada vez que me guiñaba un ojo a escondidas o cada vez que venía corriendo a darme un beso. Jamás nadie me había besado igual. Eran besos tiernos, con sentimiento, sin amargura. Con locura incluso. Yo la quería ¿sabe? La quería como jamás he podido volver a querer a nadie. Pero tenía tanto miedo de no hacerla completamente feliz, que me acobardé y la dejé irse, llorando. Lloró durante un año, amigos en común me lo dijeron. Y volvió a mi unas cuantas veces a pedirme explicaciones. A preguntarme por qué no la quería hablar, ni dar los motivos. ¡Y qué la iba a decir yo! ¿Que la dejé porque solo quería que fuera feliz?
