Me duele porque yo era alguien para ti;
porque antes me sonreías
y hoy ni siquiera haces por verme;
porque hace un tiempo te encantaba rodearme con tus brazos,
y ahora mi aroma te resulta desconocido;
porque hablar contigo era una rutina
que tú decidiste dejar atrás.
Me duele porque me dijiste que confiabas en mí,
y ahora lo que sé de ti no es más que lo que otros me cuentan.
Me duele que antes me apoyases en cada movimiento,
y ya no sepas ni en qué dirección voy.
Claro que siento dolor, cuando no queda rastro de esa alegría que decías que sentías por haberme conocido.
¿Qué fue del cariño que siempre dijiste que me tenías?
¿Acaso se esfumó junto al miedo a extrañarme cuando me alejara de ti?
Quizás ambos siguieran los pasos de tus ganas de abrazarme al tenerme cerca.
Sí, me duele. Claro que me duele.
Me duele porque yo te importaba,
y ahora para ti sólo soy una más.
