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¿y Ahora Qué?

Pensamos que todo va bien, que la vida no puede sorprendernos en absoluto, que la razón y la intención no están reñidas y lo que sucederá será tan trivial que no nos afectará. Y pensaba así, y de repente un día me la encontré cara a cara, estaba ahí, delante de mí, y pude oír un susurro que aún hoy me estremece, estas solo, no hay nadie, nadie puede calmar tu dolor, nadie puede comprender lo que sientes, te dirán muchas cosas pero nada te aliviará, sabrás cuanto duele la soledad y te darás cuenta de que es imposible acostumbrarse a ella, podrás adaptarte, quizás podrás auto calmarte, pero sentirás ese miedo que sólo siente una persona que creía tener todo y ahora sólo tiene soledad. Vi a la vida cara a cara y no me gustó lo que me mostró, me enseñó la verdad, la realidad sin tapujos, sin mentiras, sin falsas obviedades tan absurdas como pensar que te debe algo. No creí que pasara, ni siquiera que se me acercara, pero así fue, me quedé solo, completa y profundamente sólo. Solos mis pensamientos, mis torturas y yo. Y creí que moriría, pensé que una persona no podría soportar tanto dolor, un dolor que se mostraba desde mi interior hacia el exterior, porque duele el corazón, duele tanto que no lo entiendes, no entiendes porque sigues vivo, no entiendes como puedes siquiera respirar, te conviertes en un ser inerte, monótono, autómata y automáticamente programado para dejar de ser, para dejar de pensar y para dejar de oír. Todo lo que sientes es dolor, una, otra y otra vez más, y crees que no podrás tener más lágrimas, no podrás tener más fuerzas, no entiendes porque respiras, no entiendes porque no estás muerto. Miras hacia afuera, y el mundo continúa, continúa sin ti, todo sigue igual, empiezas a comprender que la nada lo es todo, y que el todo no es nada. Y piensas que el mundo está al revés, que nadie te mira a ti, que nadie es capaz de sentirte, de notar tu dolor, de oír tu grito desesperado, de verte. Un día y otro más y tu camino, siempre el mismo, se hace cada vez más eterno, intentas mirar más allá y no consigues ver nada, no ves solución, no ves alivio, no ves calma. No sabes cómo enfrentarte a la vida porque ni siquiera sabes cómo caminar en ella, eres como un niño dando sus primeros pasos, primero uno, dos y te caes, una y otra vez y sigues sin entender de donde salen esas fuerzas para respirar, para caminar o para hablar. Algo pasa, poco a poco te das cuenta, algo pasa, algo cambia, algo hizo click y de repente te haces la pregunta más importante de toda tu vida. ¿Y ahora qué?
Piro92212 de junio de 2016

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