Describiría tus caricias como un dolor apasionado sin ausencia de gemidos y una que otra risa, diría que aunque suaves son tus movimientos, rasguñas mi espalda con total atrevimiento, con gozo e ignorando mi sufrimiento, dejas impregnadas tus travesuras en cada parte de mi cuerpo.
No busco parar la pasión, que las mismas heridas que provocases me llenan de excitación, y siéntete libre de llamarme masoquista, que yo me siento libre con cada una de tus caricias.
Entre las mordidas entendemos que juntos somos perfectos, tus besos se han vuelto mi marca de renacimiento, y es que al rozar pieles se acaba el respeto, así, como cuando tus labios tropiezan en mi cuello

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