La bomba atómica contra el piano.
Hoy, como cada 11 de Diciembre, un piano llamado Hibaku, que sobrevivió al bombardeo atómico de Hiroshima, volverá a tocar para homenajear a los galardonados por la academia sueca de los Nobel. Esta anécdota que me ha recordado el telediario, vuelve a calar dentro de mí y en lo que debería ser la dicotomía del ser humano.
Desde tiempos inmemoriales, este género humano al que pertenecemos sin querer lleva representando la obra de la vida que no es otra que la Bella y la Bestia, obra que a lo largo de los tiempos y desde que podemos llamarnos humanidad, representa el bien o el mal.
Alguna vez he mencionado en esta página a Abraham Lincoln y su mención al ángel bueno de la conciencia humana que todo ser tenemos, ángel que no siempre triunfa; al mismo tiempo, también he señalado a Joseph Conrad y su descripción en el libro el Corazón de las tinieblas, sobre la lucha que el bien tiene sobre el mal en la conciencia humana. Con todo esto y ante el recuerdo de ese piano que hoy sonará, quiero aferrarme a la convicción que siempre tuve desde que nací y que todas las vicisitudes de mi vida no me han podido arrebatar; es algo sencillo: los sueños. Siempre he sido un soñador y siempre he soñado que un mundo mejor es posible.
Tal vez es tarde para mí y mi papel en la vida esté tocando a su fin, pero vendrán otros soñadores, vendrán seguro, como las golondrinas de Antonio Machado; a mí ya apenas me quedan estímulos para la lucha, para cambiar ese mundo que nunca me gustó; yo creí que cuando era joven lo cambiaría y desgraciadamente, fue el mundo el que me cambió a mí, pero hay Totems, símbolos, alegorías, que inspirarán a los que vienen a intentar seguir cambiando este orbe, no para que sea perfecto, pero sí para que sea mejor.
El 6 de Agosto de 1945 un avión B-29, llamado Enola Gay, nombre puesto en honor a la madre del comandante que lo pilotaba, lanzó sobre la ciudad de Hiroshima una bomba atómica de Uranio 235 que tenía una potencia nominal de 0.12 Kilotones, y causó la muerte instantánea de 70 000 personas. Hay estimaciones de que el asteroide que impactó en Chicxulub (Yucatán) y extinguió a los dinosaurios, hace unos 65 millones de años, liberó una energía equivalente a 192 millones de megatones (192 teratones), es decir, 10.000 millones de veces la energía de las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Por último, se calcula mediante la ecuación relativista de Einstein que un kilogramo de materia contra un kilogramo de antimateria desprende una energía máxima de 17,975×1016 J (42,96 megatones), y con todos estos datos aterradores y contra todos ellos, un piano de madera fue capaz de sobrevivir a toda esa fuerza maligna que puede desarrollar la naturaleza y que a pesar que se extinguieran los dinosaurios, sabemos que la vida en la tierra continuó. Aunque el hombre, en su estupidez supina, pueda algún día controlar la antimateria, tengo la fe, el convencimiento de que un piano o un instrumento humano, sobrevivirá a nuestra barbarie y que siempre habrá un 11 de Diciembre en elque un ser humano toque una pieza de un pentagrama que nos haga emocionar.
Desde mi tragedia personal, desde mi valentía, desde mi oscuridad, desde lo que sea, bueno o malo, invito a todo el mundo a luchar por cambiar este mundo y que el mismo sea más justo con todas las personas que lo componen, pero que sea, sobre todo, justo con nosotros mismos, pues ese es el comienzo de esta historia maravillosa que es la vida.
